El ministro holandés de Finanzas en funciones, Jeroen Dijsselbloem, no está dispuesto a ceder su silla al frente del Eurogrupo. Pese a la debacle de los socialdemócratas (PvdA) en las elecciones del 15 de marzo y su posible salida del Gobierno, el holandés ha dejado claro que su intención es agotar el mandato -expira en enero del 2018- y que solo saldrá antes de tiempo si lo echan sus colegas. Ayer, muchos de ellos aprovecharon para cerrar filas y destacar su «gran trabajo» como presidente del Eurogrupo.

«Para este cargo no me eligieron los electores holandeses, sino los ministros del Eurogrupo. Así que ellos decidirán si aún tengo su confianza, si debo finalizar mi mandato», zanjó ayer insistiendo en que si no dimite es por responsabilidad política. El holandés llegó a la presidencia del Eurogrupo en enero del 2013 y renovó para un segundo mandato, tras derrotar a Luis de Guindos, a mediados del 2015.

Muchos de sus colegas le dieron ayer su apoyo. Quien no le dio ninguna palmadita en la espalda fue Guindos, que preguntado por su posible interés en el puesto reiteró: «En principio, no soy candidato de nada». Aunque no quiso entrar en polémicas, Guindos advirtió de que es «un tema de legitimidad y de sentido común». Según las reglas del Eurogrupo, para ser candidato a presidirlo hay que ser ministro de Finanzas, pero una vez que uno es presidente las reglas no dicen que tenga que dejar el cargo si pierde el ministerio.