Un mismo problema pero con matices y enfoques diferentes. Los agentes sociales coinciden en denunciar la brecha salarial entre mujeres y hombres, pero difieren sobre cómo contabilizarla y combatirla. Estas discrepancias quedaron plasmadas en la jornada que organizó ayer el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) en CaixaForum con motivo del Día Europeo por la Igualdad Salarial. El encuentro fue inaugurado por la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, y contó con la participación de María Victoria Pérez (Cepyme), Pura Huerta (UGT), Carolina Álvarez (CEOE) y Elena Pérez (CCOO).

Las centrales sindicales y el Gobierno de Aragón reclamaron sin tapujos una ley estatal que regule las diferencias retributivas y laborales que existen entre sexos, una demanda que no compartieron las organizaciones empresariales, partidarias de no resolver el problema «a golpe de ley» sino con incentivos.

Pura Huerta, de UGT, consideró que para que haya «una relación de iguales» es necesaria una norma de «transparencia retributiva». En este sentido, subrayó que los sectores más feminizados suelen ser los que registran más brecha salarial, como ocurre en administración y servicios, en los que el gap supera el 30% frente al 22% general (25% en Aragón).

Carolina Álvarez, de CEOE, opinó que esa diferencia salarial, que cifró en el 16% (por horas trabajadas), «no debe confundirse con discriminación» ya que viene determinada por «factores individuales». Para hacer frente al problema, abogó ante todo por trabajar la igualdad en la educación.

Otro punto de discordia fue la huelga feminista del 8 de marzo. A una pregunta de este diario, las representantes sindicales llamaron abiertamente a secundar la convocatoria, mientras que las de las patronales eludieron expresar su posición al respecto.

En la clausura de la jornada, la directora del IAM, Natalia Salvo consideró que la desigualdad salarial es la «consecuencia y no la causa» de un «problema estructural» que afecta a las mujeres y que hace que ellas sufran más la precariedad del mercado de trabajo. «El techo de cristal -en el ascenso profesional de las mujeres- es más bien de hormigón», aseveró, al tiempo que reclamó una «perspectiva de género» en el debate sobre la reforma del sistema público de pensiones -la brecha en el colectivo de jubilados se eleva al 40%- y en las políticas públicas de empleo. j. heras pastor