Las pruebas de estrés pretenden determinar la evolución de los resultados de los bancos europeos entre el 2014 y el 2016 en dos escenarios económicos distintos: uno de crecimiento económico normal, en el que para España se fija una evolución del 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB) este año y un porcentaje similar el siguiente, y otro de crisis económica en el que el PIB llega a retroceder hasta un 3% en el segundo año (2015) y menos el tercero. En esa situación los bancos deben tener un core-tier 1 (capital principal) del 8%, en el primer escenario, y de 5,5% en el segundo.