La compañía estadounidense DXC Technology espera crear 200 nuevos puestos de trabajo en el centro de servicios tecnológicos que tiene en Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza), donde ahora trabajan en torno a 800 personas. De esta manera, si se cumplen las previsiones, la plantilla superará los mil trabajadores al cierre del año 2018, con lo que se reforzará como uno de los principales empleadores de Aragón. Este grupo empresarial nació hace solo siete meses como fruto de la fusión entre la también norteamericana Computer Sciences Corp (CSC) y el negocio de servicios empresariales de Hewlett Packard Enterprise (HPE).

A pesar de la inquietud que generó en su día en los trabajadores este nuevo cambio de propiedad, el director general de DXC Tecnology en España y Portugal, Juan Parra, ensalzó ayer en una visita a la capital aragonesa la buena salud de que goza esta sede, cuyas perspectivas de futuro son muy favorables. «Zaragoza ocupa un lugar de honor en la compañía. No es solo uno de los centros más grandes que tenemos en España, sino también uno de los más diversos y completos», aseguró durante un encuentro con los medios de comunicación en el hotel NH Ciudad de Zaragoza.

DXC cuenta con un total de 14 centros de operaciones en España, en los que emplea a más de 5.000 personas. La compañía, que tiene su sede mundial en Washington y cotiza en la bolsa de Nueva York, cuenta con 170.000 trabajadores a nivel mundial y está presente en más de 70 países.

El directivo descartó tajantemente que vaya a aplicarse una reestructuración de empleo en el negocio ibérico y, en concreto, en Zaragoza, al tiempo que dio por culminado el proceso de fusión que ha dado lugar al nacimiento de DXC, una integración que en España ha sido «ejemplar», recalcó. «No estamos en un momento de riesgo», insistió Parra, quien se reunió también con el comité de empresa de Zaragoza para transmitir un mensaje de «confianza» y «tranquilidad» a la plantilla. En este sentido, destacó que el reto ahora es lograr satisfacer la fuerte demanda de mano de obra que requiere la empresa, que busca perfiles ligados al mundo digital.

El máximo responsable de la compañía en España subrayó asimismo las fortalezas del centro zaragozano como la diversidad de su actividad, ya que trabaja en todas las áreas de negocio de la compañía y tiene una tipología de clientes amplia, o el talento de su capital humano. «Invertimos en Zaragoza por razones de negocio y no de otro tipo. Se ha ganado su sitio en DXC», subrayó tras lamentar la escasa presencia de clientes aragoneses que tiene la compañía a pesar de contar aquí con una base de operaciones tan relevante. Tampoco es proveedor de ningún servicio para el Ejecutivo autonómico.

BANCA ELECTRÓNICA

La sede de Plaza está centrada en tres grandes líneas de trabajo: consultoría y desarrollo de aplicación tecnologías, gestión de infraestructuras informáticas y procesos de negocio. En esta última se inscribe un centro de atención telefónica (contact center) que presta servicios de banca electrónica a entidades como Caixabank, Bankinter o Sabadell. En total, DXC Zaragoza gestiona entre 40 y 50 clientes -ninguno de ellos de sector público-, entre los que se encuentra Seat.

A pesar del fuerte crecimiento previsto, la empresa considera suficientes el espacio que le ofrece la actual sede que tiene en Plaza, donde ocupa en régimen de alquiler el complejo de dos edificios que levantó Barclays. Comparte estas instalaciones con Iberalbión, ahora en manos de de la firma de tarjetas WiZink, que emplea a casi 300 trabajadores.

La irrupción de DXC es el enésimo cambio de propiedad que sufre este centro desde el desembarco de HP en el 2009 tras la compra de EDS, que entonces tenía su sede en la avenida Cataluña. Un año después, este gigante tecnológico se hizo también con Iberalbión, la filial de servicios bancarios de Barclays en España (antes Banco Zaragozano), y se trasladó a la actual ubicación en Plaza, donde llegó a contar con más de 1.300 puestos de trabajo. En el 2014, Iberalbión volvió a manos del banco británico, que con el traspaso de su negocio español a Caixabank acabó disgregándose en dos (HP y WiZink), aunque siguieron compartiendo sede.