La falta de consenso político había impedido avanzar hasta ahora. En diciembre y en marzo fue imposible acercar posturas. A la tercera ha sido la vencida. Los ministros de economía y finanzas de la UE (Ecofin) han conseguido cerrar un acuerdo político sobre una nueva batería de medidas para reforzar las exigencias de liquidez y reducir los riesgos del sector bancario. La decisión, de la que se han abstenido Italia y Grecia, es una señal importante de cara a las decisiones sobre la reforma de la Eurozona que tendrán que tomar a finales de junio.

“Nos permitirá progresar en otros elementos de la unión bancaria”, ha valorado el presidente de turno del Ecofin, Vladislav Goranov. “Marca una etapa crucial para hacer del sector bancario europeo el más estable y robusto del mundo y ofrecer más seguridad a los ahorradores”, ha añadido el ministro francés Bruno Le Maire, satisfecho porque la propuesta aprobada figura en la línea del proyecto político que quiere impulsar Emmanuel Macron. El acuerdo deberá ser negociado ahora con la Eurocámara.

Para cumplir con la legislación, las entidades bancarias deberán reforzar los colchones de capital que deben crear para responder en caso de quiebra y absorber así las pérdidas si deben ser recapitalizados para que no sean los contribuyentes los que terminen pagando la factura, como ya ocurrió tras el estallido de la crisis financiera de 2008. Dicho de otra forma, para que los grandes bancos cuentes con fondos suficientes en caso de tener que ser resueltos de forma ordenada.

Más colchón de capital

La nueva normativa obligará a las 30 grandes entidades con riesgo sistémicos a emitir un mínimo de pasivos de deuda subordinada y otros instrumentos. El compromiso, ha explicado el vicepresidente Valdis Domvrovskis, prevé que las entidades destinen el 8% del total de fondos propios y pasivos a estos amortiguadores. Además, se incluye un ratio de apalancamiento obligatorio del 3% del capital de máxima calidad, en línea con las reglas de Basilea III, para evitar que los bancos sigan prestando cuando no tienen capital suficiente. “Hay que garantizar que los bancos tengan suficientes activos líquidos para hacer frente a períodos de turbulencias”, ha justificado Dombrovskis.

El acelerón en este paquete de la unión bancaria coincide con la llegada del nuevo gobierno populista de Italia y el posible nombramiento de un ministro antieuro. Goranov ha negado que la aprobación del paquete se deba a este desembarco y se ha mostrado convencido de que el nuevo Ejecutivo italiano cumplirá las leyes. “La mejor noticia es que hemos superado esta fase y podemos avanzar en la puesta en común de los riesgos. No esperamos sentirnos defraudados por el nuevo gobierno italiano porque todas las decisiones que tomamos lo hacemos con absoluta transparencia”, ha valorado.