La economía social está en todas las partes. Las cooperativas agroalimentarias y de trabajo, las sociedades laborales, los centros especiales de empleo, las empresas de inserción, las asociaciones de la discapacidad o las oenegés forman parte de este ámbito, que se diferencia del resto por primar las personas o los fines sociales sobre el capital. En total, suma 1.500 empresas y 20.000 empleos en la comunidad, donde representa el 3,5% de su PIB. Un peso económico desconocido que este sector quiere poner en valor para hacerse más visible ante la sociedad y los poderes públicos.

En busca de ese objetivo, todo este entramado empresarial ha unido sus fuerzas para crear la Asociación de Economía Social, Cepes Aragón, que se erige en interlocutor de este amplío sector. Esta nueva patronal fue presentada ayer oficialmente en el Centro de Tecnologías Avanzadas (CTA) ante cientos de personas.

"Los personas y sus problemas están en el centro de nuestras preocupaciones", subrayó Felipe Gómez, presidente de esta nueva organización, que estuvo acompañado en el acto por el presidente de la confederación española CEPES, Juan Antonio Pedreño, y el director gerente del Inaem, Jorge Escario.

PARTICIPACIÓN Al margen de su fuerte impacto económico y laboral, este sector destaca por su valor participativo, ya que más de 400.000 aragoneses colaboran o forman parte de sus entidades, es decir, uno de cada tres ciudadanos de la comunidad.

Además de dar "una sola voz" a la economía social, Gómez señaló que Cepes Aragón pretende impulsar la formación entre sus asociados y acercarse al mundo de la educación para que los estudiantes conozcan este sector y lo valoren como una opción para desarrollar su vida profesional. En el plano institucional, la patronal quiere ser tenida en cuenta en el diseño de las políticas sociales y de empleo del Ejecutivo autonómico, así como en la aprobación de futuras leyes.

Por su parte, Pedreño destacó las virtudes de la economía social como que "no se deslocaliza" o que genera empleo de más calidad que el resto, con un 80% de contratos fijos y un 82% a jornada completa. Incidió también en el hecho de que ha resistido mejor los embates de la crisis, a pesar de haberse visto muy afectado por los recortes del Gobierno. Es más, en el primer trimestre del 2014, el empleo de este sector ha crecido un 3,4% en Aragón respecto al año anterior. A este empuje se suma que el auge de empresas en crisis que se reconvierten en cooperativas laborales para evitar su cierre. En el 2013, 70 firmas tomaron este camino (el doble que el año pasado) y permitieron salvar unos 700 empleos.