Las autoridades españolas están acostumbradas a estrellarse contra un muro de silencio cada vez que se topan en sus investigaciones con el secreto bancario suizo. Es tan difícil obtener información sobre defraudadores españoles con cuentas en Suiza, que los inspectores de Hacienda se desesperan. Ahora debería estar a punto de abrirse una grieta en el muro del secreto bancario suizo gracias al nuevo convenio de intercambio de información acordado en julio del 2011. Sin embargo, la burocracia de las autoridades españolas está demorando hasta tal punto la ratificación definitiva del protocolo que este no podrá entrar en vigor, como pronto, hasta bien entrado el 2013.

No se podrá decir que el retraso del convenio es por culpa de las autoridades suizas. Aunque tarde, su parlamento ya ratificó en septiembre la reforma del convenio de doble imposición. En España, sin embargo, esta ratificación está a la espera de autorización por el Consejo de Ministros; después, debe ser votada en el Congreso de los Diputados y no entrará en vigor hasta tres meses después, según el texto al que ha tenido acceso este diario.

Así, el protocolo no podrá aplicarse hasta bien entrado el 2013 a pesar de que las autoridades suizas aseguran estar listas para la aplicación de este convenio que el ministerio de Hacienda juzga esencial en la lucha contra el fraude internacional.

LIMITACIONES ACTUALES

En la actualidad, las autoridades españolas (Agencia Tributaria o tribunales) solo pueden solicitar información bancaria al Gobierno suizo de contribuyentes específicos, con nombre y apellidos, entidad y cuenta bancaria. Además, España debe probar documentalmente que existe indicio de delito fiscal. No vale decir que cuando se conozcan los datos bancarios aparecerá el delito fiscal. Además solamente se atienden las peticiones realizadas por un juez, derivadas de una causa penal. El fraude fiscal (evasión fiscal, en terminología helvética) no es delito en Suiza.

Con tales requerimientos es fácil entender por qué es casi imposible obtener una colaboración eficaz de Suiza contra los defraudadores y que solo se haya podido hacer una investigación amplia de cuentas helvéticas a raíz de los datos robados por el polémico exempleado del HSBC Hervé Falciani.

El nuevo protocolo negociado en el 2011 introduce dos cambios fundamentales, aunque no acaban definitivamente con el secreto. Cuando entre en vigor el artículo 25 bis del nuevo convenio se podrá solicitar información relativa a casos de evasión fiscal, aunque aún no se pueda probar la existencia de indicios de algún tipo de delito (los suizos distinguen entre fraude fiscal, vinculado a algún delito, y evasión fiscal, entendida como el simple impago de impuestos).

Además, y esto es lo esencial, la Agencia Tributaria (sin que haga falta que medie un juez) podrá realizar lo que se denominan "demandas agrupadas de información". Es decir, podrá pedir a Suiza que le proporcione datos de contribuyentes que hayan podido cometer fraude o evasión fiscal o simplemente, haber incumplido alguna norma, pero sin tener que especificar entidades financieras ni proporcionar datos de la cuenta o entidad.

REPUTACIÓN

Por último, existe la posibilidad de que cuando el protocolo entre en vigor (en el 2013) el intercambio de información pueda ser aplicado a ejercicios iniciados a partir de enero del 2010, ya que de entonces datan convenios similares suscritos por Suiza con Francia y Países Bajos y España podrá invocar su vieja cláusula de "nación más favorecida". "España ya cuenta con la posibilidad de obtener información sobre contribuyentes de forma individualizada. Es importante que esa posibilidad se extienda también a grupos de contribuyentes, como recomienda la OCDE", valoran fuentes del Ministerio de Hacienda.

La presión de los países del G-20 contra los paraísos fiscales y la ofensiva de la Administración norteamericana de Obama contra los circuitos internacionales del dinero negro han abocado a Suiza a tratar de lavar su tradicional imagen que refugio de defraudadores a través de convenios como el negociado con España, y antes, con Francia y Países Bajos. Presionada, además, por el escándalo del fraude de contribuyentes estadounidenses vinculados al banco helvético USB, Suiza también ha negociado un convenio con Estados Unidos por el que se compromete a facilitar información a su administración.

Con todo, los suizos siguen siendo celosos de su secreto bancario, clave de la pujante industria financiera helvética que dio cobijo a los capitales judíos que huyeron de Alemania tras la segunda guerra mundial. En las últimas semanas se ha visto frustrado el intento de convocar un referendum en enero para decidir sobre el levantamiento del secreto bancario.