No habrá muchas oportunidades para ver cómo una empresa quiere echar de pronto a casi 600 trabajadores, estos, noqueados, piden auxilio social y político, salen a la calle contra su costumbre y a la manifestación solo asisten uno o dos políticos. Ocurrió ayer en Zaragoza. Ni del PSOE, ni del PP (obviamente) ni del PAR ni de IU se acercaron a Independencia. Nadie acompañó tampoco a los empleados de Badajoz y de Burgos. Solo el parlamento extremeño aprobó esta semana, por unanimidad, una moción de apoyo a los trabajadores de Caja Badajoz rechazando la sangría de despidos. En Aragón, lo de siempre. Dicen que Rudi está haciendo lo que puede pero sin cámaras. Puede que sirva para algo. Pero ayer se vio mucho llanto por el centro de Zaragoza, mucha angustia de gente que lo ha dado todo y que ahora, sin saber por qué, reciben una patada. Y ellos hubieran agradecido un apoyo sincero de los políticos. Esos que aprueban ayudas públicas para despedir a gente de la banca. Cuando una multinacional anuncia despidos hay poco quehacer, pero ahí están los políticos haciendo frente. ¿Por qué no aquí? Menos mal que los ciudadanos les aplaudieron.