Los representantes de los empresarios aragoneses ven el vaso medio lleno pero temen que el agua pueda evaporarse antes de tiempo si el entorno no acompaña. La importancia de crear empleo e invertir en formación, la trascendencia de innovar y ganar tamaño y, sobre todo, la necesidad de contar con un marco favorable y competitivo fueron algunas de las conclusiones del II Congreso Económico del Alto Aragón, que se celebró ayer y el miércoles en Huesca bajo el lema La empresa: garantía de progreso social. Medio millar de personas asistieron a la clausura, en la que el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, destacó que la economía española ha vivido dos ejercicios positivos de crecimiento del PIB "que nadie se atrevió a predecir", no sin admitir que son necesarios todavía "4 o 5 años más" para que la situación se estabilice y que, aunque "empezamos a salir, queda mucho camino por recorrer" antes de que las perspectivas puedan verse con "más optimismo".

En la misma línea, el presidente de los empresarios aragoneses, Fernando Callizo, afirmó que la crisis "ha quedado atrás" y, aunque matizó que "las dificultades no han acabado", señaló que "es innegable que la situación económica ha cambiado mucho y a mejor".

CRÍTICAS

Su discurso abrió la veda a la sucesión de críticas hacia el Gobierno de Aragón y su intención de elevar la presión fiscal. "Esas medidas no ayudan a nuestro tejido productivo. Las políticas deben contar siempre con las empresas, como elemento crucial que somos para el desarrollo de la economía y la sociedad", exigió. "Pensar que el déficit se soluciona subiendo los impuestos es ignorar que ese camino ya se recorrió y que conduce al fracaso", añadió el presidente de CEOS-Cepyme Huesca, Carlos Bistuer.

En este sentido, el líder de la patronal oscense apuntó que las buenas cifras de recuperación podrían correr peligro con la nueva reforma fiscal que prevé el Ejecutivo aragonés y, según él, podría reproducir la situación de las empresas catalanas abocadas al "éxodo" por el proceso soberanista abierto en la comunidad vecina. Al respecto, Rosell subrayó que al mundo empresarial catalán "todavía no le afecta el terreno político porque está en stand by, a ver lo que pasa", pero reconoció que en su comunidad de origen hay una fiscalidad vinculada a impuestos relacionados con empresas familiares y al IRPF que "nos esta preocupando mucho allí".

El director de la planta de General Motors España en Figueruelas, Antonio Cobo, reclamó el respaldo de las administraciones "para crear un entorno favorable y mucho más competitivo" y demostrar que Aragón "es un buen lugar donde invertir". Asimismo, durante su participación en la mesa redonda de análisis sobre el pasado, el presente y el futuro de la economía aragonesa, Cobo defendió que "no hay mayor política social que crear empleo y apoyar institucionalmente a quien lo crea".

Por su parte, el consejero delegado de Ibercaja, Víctor Iglesias, hizo autocrítica de los errores que las entidades financieras cometieron en el pasado y avanzó que el sector está "en la mejor posición para ofrecer crédito", aunque alertó de que la progresiva concentración bancaria "no es favorable para las empresas".