Los empresarios aragoneses no se fían de que la recuperación haya llegado para quedarse. El optimismo que transmite el Gobierno y que dejan entrever los principales indicadores económicos no son suficiente motivo para que los directivos lancen las campanas al vuelo. "Las expectativas son positivas, pero ello no se revela en las encuestas", afirmó ayer el presidente de la Cámara de Zaragoza, Manuel Teruel, en la presentación de los resultados del último Indicador de Confianza y del Boletín de Coyuntura de esta institución. No obstante, el informe refleja que el 62,6% de las más de 200 empresas consultadas prevé un año "aceptable (casi el 50%), bueno (11,4%) o muy bueno (1,9%)". Un porcentaje que crece hasta el 87,1% de las compañías en el 2016 (ver gráfico).

Pese a ello, la economía aragonesa crecerá este año el 2,5% --el 1,5% en el 2014-- y la tasa de paro retrocederá hasta el 15,65% --hoy está en el 18,65%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA)--, avanzó el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, Marcos Sanso. La política expansiva del Banco Central Europeo (BCE), la depreciación del euro respecto al dólar y la caída de las materias primas como el petróleo abonan estas buenas expectativas. Además, la política fiscal de reducción de impuestos a las empresas y las familias y el incremento de la liquidez "adelantan el buen comportamiento de la economía", indicó.

"LOS ÚLTIMOS COLETAZOS"

Pero los empresarios aragoneses son cautos. Entre los motivos que llevan a esta prudencia se encuentran la atonía del comercio minorista y del consumo interno, los ajustes que aún padecen algunos sectores (finanzas e información y comunicación), la incertidumbre política y económica europea y los efectos del cierre de caja, decretado por el Gobierno de Aragón a finales del 2014, en el tejido productivo. Es decir, todavía son visibles "los últimos coletazos de la crisis", recalcó Teruel, que remarcó que el único sector que muestra cierto músculo es la industria. Y lo más importante: el mercado laboral tiene una "precariedad enorme", lo que deja a Aragón como "una de las peores comunidades" en materia de empleo, añadió Sanso, que, no obstante, consideró que el número de parados podría caer este año en "unas 18.000 ó 19.000 personas".

EXPORTACIONES Y SALARIOS

Tanto Sanso como Teruel ahondaron en la necesidad de articular políticas para activar la competitividad de las empresas, es decir, que las administraciones públicas incentiven la inversión, puesto que el ajuste en los costes salariales "ya se ha realizado", dijo el presidente de la Cámara. En este sentido, coincidieron en que la recuperación del consumo llegará cuando se dinamice el mercado laboral. "Cuando los parados generen PIB y tengan salarios, se recuperará la economía", indicó Teruel. Además, ambos se mostraron proclives a "incentivar al máximo nivel la actividad exportadora", porque "es una apuesta ganadora". A ello, añadieron, habría que sumar una impulso decidido por la innovación tecnológica y por elevar el tamaño de las empresas. En definitiva, Sanso y Teruel criticaron la ausencia de un modelo productivo. "No he visto a ningún responsable político marcando el camino a seguir", dijo el máximo responsable de la Cámara de Comercio de Zaragoza.

Otra de las incertidumbres de las compañías aragonesas es el contexto político, salpicado por unas elecciones generales y unas autonómicas. Precisamente, Teruel aludió a los mensajes (preelectorales) del Gobierno que hablan de recuperación económica. "Este año puede ser un buen año, pero las empresas dejan el optimismo para el 2016. Yo no tengo elecciones este año", zanjó.