Endesa esperará a conocer el contenido definitivo del real decreto que prepara el Gobierno para regular el cierre de centrales eléctricas en España y la nueva ley de cambio climático y transición energética antes de tomar una decisión sobre sus plantas de carbón. Fuentes de la energética presidida por Borja Prado, que prevé reunirse con el ministro de Energía, Álvaro Nadal, señalaron que el Gobierno tiene el derecho y el deber de fijar la política energética del país, por lo que aguardarán a conocer la letra definitiva del decreto y la ley de transición energética. Por ello, cualquier iniciativa la llevarán a cabo «en coordinación con la política energética que determine el Ministerio», apuntaron desde la compañía.

Pese a ello, Endesa reafrima en su plan estratégico 2017-2020 su apuesta por la descarbonización total de su mix para el 2050, aunque defiende la operación de la energía nuclear a largo plazo para garantizar la seguridad del suministro y la preservación del carbón eficiente para evitar mayores emisiones y costes del sistema. A este respecto, llevará a cabo inversiones por 400 millones hasta 2020 destinadas a la seguridad y operación a largo plazo de su capacidad nuclear y de 300 millones para las inversiones medioambientales en sus térmicas.

Pero los planes de Endesa no pasan por el carbón autóctono. El pasado mayo, Enel, principal accionista de Endesa, anunció su intención de cerrar las centrales de Compostilla (León) y Andorra (Teruel) en el 2020 por no ser viables económicamente. Una decisión que se encargó de reiterar esta semana el consejero delegado de Enel, Francesco Starace.

SIN INVERSIONES EN TERUEL/ Mientras, la revisión del plan estratégico de Endesa (2017-2020) recoge inversiones de 5.000 millones, según la información remitida a la CNMV ayer. Pues bien, la eléctrica destinará 300 millones «a adaptar el carbón a las mejores prácticas medioambientales», en alusión a sus centrales de Litoral, en Carboneras (Almería) y As Pontes (A Coruña), que funcionan con mineral de importación. Pero no se recogen partidas para sus dos grandes instalaciones de carbón nacional de Compostilla y Andorra (Teruel), que suman casi 3.000 megawatios, según publicó ayer el diario Cinco Días. Por tanto, Endesa potenciará las centrales de carbón importado y condenará a las del mineral autóctono, ya que no contempla inversiones para adaptarlas a los requisitos medioambientales, que solo en Andorra supondrían un desembolso de 200 millones. La planta turolense y la de Compostilla podrían cerrar en el 2020.

No obstante, Endesa sigue sin confirmar oficialmente que ambas centrales estén condenadas ya al cierre. El consejero delegado de la compañía, José Bogas, se mostró prudente en una conferencia de analistas y apuntó que la empresa no tomará una decisión hasta conocer la redacción final del real decreto con el que el Gobierno quiere poder vetar el cierre de centrales eléctricas y a la planificación energética de España hasta 2030 y 2050.