La inversión necesaria para seguir generando electricidad a partir de 2020 en las térmicas de carbón de Andorra y Compositilla (León) asciende a 800 millones de euros. Así lo estima un informe financiero encargado por la compañía eléctrica a la consultora Solchaga Recio y Asociados, según publicó ayer El Mundo.

El grupo, participado en un 70% por la italiana Enel, cuenta con informes técnicos que aseguran que la inversión en estas instalaciones «no podría garantizar a sus accionistas una rentabilidad suficiente» en las actuales condiciones de mercado. Concretamente, el documento apunta a que el flujo de caja obtenido por el conjunto de instalaciones de generación eléctrica tradicional (carbón, nuclear e hidroeléctrica) es insuficiente para amortizar las inversiones, por lo que su operación sólo estaría justificada mientras no se precisen «inversiones adicionales importantes».

«A la vista de la rentabilidad observada, los accionistas no estarían dispuestos a invertir nuevamente en este tipo de activos, lo que, en último término, podría poner en peligro la continuidad de las plantas», señala el informe, presentado el martes en la sede madrileña del Esade.

Endesa ha remitido sus informes al ministerio que dirige Álvaro Nadal en un momento que va a marcar el desarrollo y transformación del sistema eléctrico español en la próxima década.

La situación de las centrales de carbón es extensible a las nucleares y a las presas hidroeléctricas, según el documento de Solchaga y Asociados. Otros dos informes realizados por Analistas Financieros Internacionales (AFI) y Compass Lexecon, también encargados por la eléctrica, prueban que el grupo español no podrá recuperar en su totalidad los 18.200 millones de euros que tenía pendientes de amortizar al cierre de 2013 por las inversiones realizadas en sus centrales españolas. Para hacerlo, AFI calcula que el precio de la luz tendría que incrementarse cada año un 5,8% de forma acumulada.