El precio del aceite de oliva lleva varias semanas sin dejar de subir. La cotización en origen del virgen extra, por ejemplo, ha llegado a superar los 3,90 euros por kilo, algo que llevaba mucho tiempo sin ocurrir en España. La caída generalizada de la cosecha en la mayoría de los países productores y el incremento de la demanda interna y externa (Asia y EEUU cada vez consumen más aceite) explican en buena medida esta escalada alcista.

El sector lleva casi dos años con unos precios «razonables», aunque en la época anterior estuvieron «por los suelos». «No creemos que esta subida sea para tanto, lo que pasa es que hace cuatro años el kilo a granel se pagaba a 1,90 euros», subraya el responsable del sector en la comisión ejecutiva de UAGA Aragón, José Luis Iranzo, que apunta que el incremento también se está produciendo porque las grandes envasadoras, que comercializan las marcas más conocidas, están haciendo acopio ante el temor de quedarse sin producción. «Hay que tener en cuenta que casi no hay estoc almacenado», indica.

En este sentido, el secretario de la Denominación de Origen Aceite del Bajo Aragón, Juan Baseda, sostiene que los precios podrían «resituarse» en un par de meses, cuando se conozca en detalle la cosecha en el sur de España y se compruebe cómo de mala ha sido. No obstante, el sector prevé que los precios se mantengan altos a medio plazo, sobre todo por la escasa producción y porque las exportaciones garantizan una demanda sostenida. «Las ventas en el exterior están funcionando muy bien, lo que permite que la demanda interna no sea la única que tire del mercado», indica el gerente de la cooperativa de Magallón, Juan Carlos Palacios.

UNA COSECHA UN 50% INFERIOR

Más allá de la evolución futura, el responsable regional del sector en UAGA, Joaquín Morella, ya ve con inquietud la subida actual. «Estos precios tan elevados me dan miedo porque pueden provocar que gente con escaso poder adquisitivo se vaya al girasol o las mantequillas», subraya este oleicultor de Belchite, que añade que si el virgen extra sale de la almazara a 3,80 euros, en el supermercado «valdrá cinco euros como poco». Por todo ello, Morella considera que lo ideal sería un equilibrio: «Que cuando la producción sea más baja de lo normal los precios no se disparen y que cuando la cosecha es muy buena no se hundan».

Tanto Morella como Iranzo recuerdan que en la época en la que los precios estuvieron demasiado bajos muchas explotaciones estuvieron al borde de la quiebra. «Hace cuatro años se llegó a pagar a 1,90 euros el kilo, cuando una producción no es rentable por debajo de los 3 o 3,50 euros», asegura Iranzo.

Según apunta Morella, la campaña en el Bajo Aragón, que concluyó en diciembre, ha sido un 50% inferior a la de la media de los últimos años y hasta un 80% menor a la del 2015. Por su parte, la DO Aceite Sierra del Moncayo ha recogido dos millones de kilos de olivas, frente a los cuatro millones de kilos de media. La sequía del verano es una de las causantes de la caída en un año en el que el rendimiento de las olivas ha sido bajo tanto en Aragón como en Andalucía.