España vuelve a tirar de combustibles fósiles, esencialmente carbón y gas, para producir electricidad como consecuencia del parón experimentado en las energías renovables por el recorte aprobado por el Gobierno. Tras un ejercicio negro en el 2014 con la instalación de solo 27 megawatios (MW) de energía eólica, en lo que va de año, no se sumado ni uno solo, según la patronal del sector, la Asociación Empresarial Eólica (AEE). El recorte que ha afectado al sector ha hecho que España, además, lidere el ránking de demandas de inversores extranjeros en el organismo de resolución de conflictos del Banco Mundial, el Ciadi, con un total de 16.

A su vez, el parón se produce con la demanda eléctrica en una fase de recuperación, lo que hace que la situación sea "preocupante". Las últimas estimaciones apuntan a que, como consecuencia de la ola de calor, el consumo aumentó el 12% en julio. En la situación actual, sin nueva potencia instalada, "el exceso se tiene que cubrir con centrales que producen con combustibles fósiles" y más contaminantes, explica Jorge Morales de Labra, experto del sector y director general de Geoatlanter. "España es el país de la OCDE que más ha elevado su generación con combustibles fósiles", según la Agencia Internacional de la Energía.

Esta misma organización, de la que forman parte los países más industrializados del mundo, recoge en sus estadísticas un aumento del consumo de combustibles fósiles en España para la producción de electricidad del 46,2% hasta abril pasado. Esa evolución contrasta con el descenso del 6,3% de las renovables.

La mayor generación eléctrica con carbón y gas ha supuesto "un aumento de las importaciones del 39% y del 32,8% de estos combustibles fósiles para producción eléctrica en el periodo y eso, a su vez, ha incrementado las emisiones de dióxido de carbono en un 116%" según la patronal eólica. Enagás afirma que la demanda de gas natural para la generación eléctrica batió un récord en julio, con una cifra aproximada de 7.900 gigawatios (GW) por hora, que es el mayor nivel desde febrero del 2012. Además, el 21 de julio se batió el récord de consumo diario desde hace tres años. Enagás lo atribuye a las altas temperaturas, que han dado lugar a un alza significativa de la demanda eléctrica, y a una menor generación eólica.

El Gobierno, que modificó el año pasado el sistema de primas a la producción por uno que retribuye en función de una rentabilidad considerada "razonable", ha anunciado para después del verano que hará públicas las condiciones de la subasta de 500 MW eólicos, la primera licitación en más de cuatro años. Con ello quiere despertar las inversiones y retomar la senda para cumplir con los objetivos pactados con Bruselas para el 2020.

Para la industria eólica, la confianza solo se recuperará "corrigiendo aspectos fundamentales de la reforma energética, como la posibilidad de modificar cada seis años las condiciones económicas, y con ellas, la rentabilidad razonable". A su vez exigen que entre las condiciones de la subasta se establezca una rentabilidad para toda la vida útil de las instalaciones, y "normas claras, entre otras cosas".

El principal riesgo es que si sigue la paralización "la potente industria eólica española acabará por marcharse del país". Y si no se toman medidas para renovar los 20.266 aerogeneradores instalados, en el 2020 la mitad tendrá más de 15 años de vida y el 20%, más de 20 años.