La gran red social se prepara para ser un banco global. La ambición de Mark Zuckerberg persigue lograr algo en lo que han fracasado antes todos los bancos que lo han intentado: crear un gran operador que mueva dinero de forma muy sencilla y rápida a través del ordenador y del móvil en una comunidad mundial que ahora mismo suma 1.660 millones de personas y sigue creciendo.

El servicio de pago on line ya está operativo en Estados Unidos a través de la aplicación Facebook Messenger que, con 1.000 millones de usuarios activos, permite enviar o recibir dinero por el servicio de mensajería utilizando una tarjeta de débito Visa o MasterCard emitida por un banco estadounidense.

La red social fichó en el 2014 a David Marcus, presidente de la división PayPal de eBay para dirigir la expansión de sus productos de mensajería hacia servicios financieros. En sus tres años en PayPal, Marcus había ayudado a convertir el servicio de pagos en un negocio que procesó 168.000 millones de euros en transacciones en el 2013 y representó el 41% de los ingresos de eBay.

Hace dos años, en los foros financieros de la City de Londres ya se empezó a hablar del desembarco de Facebook en el mercado europeo. Pero no fue hasta el pasado 24 de octubre que el Banco Central de Irlanda otorgó a Facebook Payments International Limited (compañía fundada en 2011) la licencia para operar como entidad de dinero electrónico.

Con esta licencia, la empresa logra un pasaporte comunitario que le permite operar en toda la zona euro como entidad de dinero electrónico supervisada por las autoridades irlandesas. Los bancos centrales de cada país tan solo deben anotar a Facebook en el registro de entidades, un mero trámite que el Banco de España formalizó el pasado 30 de diciembre, dando luz verde a la operativa de la empresa en el país, donde cuenta con 22 millones de usuarios mensuales activos.

Una entidad de dinero electrónico permite realizar cualquier tipo de pago on line, como explica el fundador de la fintech Kantox, Philippe Gelis. Se pueden realizar transferencias locales e internacionales, pagos con tarjeta de débito, envío de remesas internacionales o captación de depósitos de usuarios que se pueden quedar depositados en su cuenta, como hace, por ejemplo, PayPal.

Lo que no permite esta licencia es captar depósitos de clientela que luego se presten en forma de crédito, explican fuentes del Banco de España. Esta es una actividad para la que se necesita una ficha bancaria, porque genera riesgos para el cliente, que puede ver peligrar sus depósitos si se prestan a personas que no los devuelven. De hecho, la actividad bancaria está regulada en Europa por el BCE que exige a los bancos guardar una cantidad por cada euro que prestan para limitar los riesgos de solvencia.

UN POTENCIAL ENORME

A pesar de que inicialmente las actividades de Facebook se limitarán al pago electrónico, el campo de acción es enorme. La empresa está planeando en el más estricto secreto su desembarco en toda Europa y podría no limitarse a operativa a través de Messenger, sino a través de WhatsApp, que es una empresa también de su propiedad. «Facebook quiere ser el gran operador de pagos globales, no se van a complicar con fronteras. Hay una gran ambición detrás de este proyecto», explica Philippe Gelis.

«La licencia nos permite desarrollar productos como donaciones caritativas en Facebook o pagos persona a persona en Europa, como ya hacemos en Estados Unidos», indicaron fuentes de Facebook. Los pagos quedan limitados a particulares, quedan fuera las empresas.

Facebook no realiza ningún cargo por enviar o recibir dinero por Messenger, es un servicio gratuito para el usuario, pero no para Visa o Mastercard que pagan una comisión. El usuario no paga, pero sí le abre un poco más la puerta a su privacidad al ofrecer a Facebook todo su historial financiero. Facebook no solo sabrá las preferencias de los usuarios gracias a lo que leen y comparten, sino que tendrá una información sobre sus bolsillos.

Los que más tienen que perder son los bancos. El público objetivo de Zuckerberg son los jóvenes que, según indican los estudios, consideran peor experiencia ir al banco que al dentista. «Para pagos entre jóvenes y amigos, ¿quién va a querer ir a un banco?», se pregunta el fundador de Kantox.