Cuando se tiene el poder de Janet Yellen, la cautela es, más que virtud, imperiosa necesidad, sobre todo en tiempos de volatilidad económica como en los que se ha convertido la nueva normalidad. Consciente de la influencia de sus palabras, especialmente con los mercados ansiosos por saber cuándo la Reserva Federal acometerá una nueva subida de los tipos de interés, la presidenta del banco central estadounidense volvió a demostrar su maestría en la reunión anual organizada en Jackson Hole (Wyoming). En un discurso ofrecido ayer, Yellen aseguró que «el argumento para un alza en los tipos de interés se ha fortalecido en los últimos meses», apuntalando la idea de que la subida llegará antes de que acabe el año.

Ahora bien, como se esperaba, Yellen no dio ninguna indicación del momento exacto en que se tomará la medida. Recordó que, «como siempre, las perspectivas económicas son inciertas y la política económica no está en un camino predeterminado». Y así, la presidenta de la Fed se reservó las opciones de hacerlo en la reunión que su Comité Federal de Mercado Abierto celebra el 20 y el 21 de septiembre, pero también de esperar a la siguiente reunión del 1 y 2 de noviembre o, lo que muchos inversores y analistas consideran más probable, a la del 13 y 14 de diciembre, cuando ya se hayan celebrado las elecciones estadounidenses (el 8 de noviembre).

La subida será la segunda después de que en diciembre del año pasado la Fed sacara los tipos de la banda de entre el 0% y el 0,25% donde los colocó en el 2008 como una de sus herramientas extraordinarias de respuesta a la crisis y posterior recesión. Y aunque se ha ido posponiendo ante muestras de una ralentización del crecimiento y por impactos externos -desde cambios en la política económica de China hasta el brexit-, según Yellen es inevitable. «El Comité sigue anticipando que subidas graduales en los tipos serán apropiadas», dijo la sucesora de Ben Bernanke, que esgrimió como datos a favor de la subida «la continua actuación sólida del mercado laboral» en EEUU, donde en el último trimestre se han creado una media de 190.000 empleos mensuales, y las perspectivas tanto de actividad económica como de inflación.

HERRAMIENTAS PARA EL FUTURO

Aunque el discurso tenía un objetivo y una mirada claramente enfocados en el corto plazo y en calmar ansiedades inmediatas también era la oportunidad de plantear un análisis más profundo de los retos de la política monetaria en un mundo cambiado por la última gran crisis, donde el lento crecimiento se plantea también como la nueva norma. Precisamente, ese fue el tema escogido como eje central del encuentro de este año en Jackson Hole, y fue también a lo que dedicó buena parte de su intervención Yellen, que habló de «lecciones aprendidas», herramientas que en su día se consideraron extraordinarias pero que han llegado casi con toda certeza para quedarse y nuevas opciones que habrá que estudiar.

«Una lección de la crisis es que las herramientas que teníamos antes de que empezara no eran adecuadas para lidiar con las circunstancias económicas que afrontamos», dijo. «Mirando hacia adelante, probablemente tendremos que mantener muchas de las herramientas de política monetaria que desarrollamos para promocionar la recuperación. Además, los legisladores dentro y fuera de la Fed quizá deban considerar opciones adicionales para asegurar una economía fuerte y resiliente», añadió.

Yellen dejó abierta la posibilidad no solo de mantener la compra de activos que se usó para responder a la última crisis, sino de ampliarla más allá de los bonos del tesoro y activos hipotecarios en los que invirtió. Y en su intervención incluyó referencias a propuestas que se pusieron sobre la mesa recientemente, como abandonar el objetivo del 2% de inflación y se marque uno más alto que responda a las realidades económicas o que la Fed altere su doble mandato actual (con metas de empleo e inflación) y establezca su objetivo en el crecimiento económico. Aunque Yellen reconoció que son «temas importantes que investigar», también fue tajante al remarcar que «el Comité no está considerando activamente estas herramientas y marcos de política adicionales». Asimismo, se mostró convencida de que la Fed sigue teniendo munición para afrontar una potencial nueva crisis, incluso aunque los tipos bajos sean la nueva norma.