El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado su informe de previsiones macroeconómicas. Tras crecer por encima del 3% en los dos últimos años, la economía española pierde fuelle, pero lo hace a un ritmo más lento del esperado inicialmente, lo que es una buena noticia. El Fondo Monetario Internacional ha mejorado en tres décimas sus previsiones sobre España respecto del análisis que publicó el pasado enero. El organismo internacional augura un crecimiento del 2,6% del producto interior bruto en el 2017, una décima más que la previsión con la que el Gobierno ha elaborado los Presupuestos Generales del 2017, todavía bastante superior de la media en la eurozona. Pero sus cálculos apuntan a que la trayectoria descendente continuará en el próximo ejercicio para situarse en el 2,1% en el 2018.

La revisión al alza de la economía española está en consonancia con el impulso que ha tomado la actividad mundial desde mediados del 2016 gracias al repunte del comercio y las manufacturas. "La aceleración que esperábamos desde hace un tiempo parece estar tomando cuerpo", sostiene el informe de perspectivas mundiales presentado en Washington. El lustre se percibe tanto en las economías avanzadas como en las emergentes. Y el Fondo calcula que el crecimiento global se situará este año en 3,5% del PIB, una décima más de lo previsto hace tres meses, y cuatro más que al cierre del 2016. En la eurozona quedaría en el 1,7%, el mismo resultado que el año pasado.

DEMANDA INTERNA

En países como España y Alemania es la "fuerte demanda interna" la que está tirando del carro. En Estados Unidos ha mejorado la confianza de las empresas ante las buenas perspectivas del consumo. Japón da señales de vida por el brío de sus exportaciones y, respecto al Reino Unido, el FMI constata su resiliencia pese a los malos augurios que han acompañado al 'brexit'.

En cuanto a China, la segunda economía del planeta, inmersa en una transición hacia un modelo productivo menos dependiente del comercio exterior, su PIB se situaría en el 6,6%, prácticamente idéntico al del año pasado.

Los datos del FMI permiten constatar que España ha dejado atrás los riesgos de deflación (caída continuada de los precios al consumo). Tras acabar el pasado ejercicio con una inflación negativa, el Fondo prevé que el nivel de precios quede este año en el2,4% (frente a la previsión del Gobierno del 1,6%), lo que provocará que se reduzca el poder adquisitivo de la ciudadanía, dado que la inflación será superior al crecimiento previsto de los salarios, según apuntó recientemente el Banco de España. Durante el 2018, la inflación se moderará para situarse en el 1,4%.

DESEMPLEO

El desempleo continuará cayendo para rondar finales de este año un 17,7% de la población activa, casi dos puntos menos que en el 2016, sin duda una buena noticia. Los presupuestos españoles prevé una tasa del 17,5% a finales de este año. En el 2018, la proporción de parados se quedaría en el 16,6%, lo que sugiere que tras una larga travesía por el desierto el empleo se está consolidando, aunque el nivel de paro de España seguiría doblando a la media de la eurozona.

Respecto de la situación internacional, el informe afirma que el "incremento de la actividad y las expectativas de una demanda global más robusta", unidas a la decisión de la OPEP para reducir la producción de petróleo, han contribuido a que los precios de las materias primas se recuperen. Ese repunte ha aliviado las presiones sobre los exportadores de materias primas y ha contribuido a que crezca globalmente la inflación, reduciendo la amenaza de deflación que se cernía sobre la eurozona o EE UU. En las bolsas, la situación sigue siendo "boyante", debido a las expectativas que han generado los planes de la Administración Trump para adoptar políticas fiscales de estímulo y reducir las regulaciones, así como a la buena marcha de la economía china pese a las dudas que surgieron en torno a la corrección de su modelo económico.

PROBLEMAS ESTRUCTURALES

Más a medio plazo, el Fondo advierte de que persisten problemas estructurales, como el bajo crecimiento de la productividad y la desigualdad en los ingresos, que siguen restándole ímpetu a la recuperación. "Hay significativos riesgos a la baja que siguen eclipsando las perspectivas a medio plazo y que, de hecho, pueden haberse intensificado desde la publicación de nuestras últimas previsiones" en enero.