Mientras obliga al mundo a apretarse el cinturón, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha encontrado margen para elevar el salario de su máximo ejecutivo. Ayer, día del estreno oficial en la dirección gerente de Christine Lagarde, la exministra de Finanzas francesa que es la primera mujer al frente de este importante organismo, se hicieron públicos los términos del nombramiento, incluyendo información sobre compensaciones.

En concreto, Lagarde recibirá 381.508 euros netos al año entre salario (323.587 euros) y gastos de representación (57.921 euros) "para permitirle mantener, en interés del Fondo, un estilo de vida adecuado a su posición". La cifra representa un aumento del 11% respecto a la que estipuló el contrato que firmó en el año 2007 su predecesor, el también francés Dominique Strauss-Kahn, que dimitió tras ser acusado de una agresión sexual. La cantidad, además, se revisará anualmente para ajustarla al IPC de Washington DC.

CONDUCTA ÉTICA El aumento no es la única novedad en el acuerdo entre el FMI y su nueva directora gerente. Se ha incluido una cláusula en la que se recuerda a Lagarde que se espera que "siga los más elevados parámetros de conducta ética, consistente con los valores de integridad, imparcialidad y discreción" y se le urge a participar en el programa de formación en ética que deben cumplir todos los empleados de la institución.

A Christine Lagarde, que se ha defendido ante quienes han cuestionado que pueda ser imparcial por ejemplo en el caso del rescate de Grecia por los intereses de Francia y de la Unión Europea, se le sugiere "aspirar a evitar incluso la apariencia de conducta impropia" y, como también se hizo con Strauss-Kahn, se le urge a evitar "cualquier conflicto de interés o la apariencia de tal conflicto".