El Estado tiene hasta el final del 2019 para vender su 60,63% de Bankia. Pero se trata de un plazo autoimpuesto por España, no decretado por Europa, que el Gobierno ya retrasó en el 2016 respecto al tope inicial de finales del 2017 fijado en el 2012. La razón esgrimida entonces era que malvender la entidad perjudicaría la recuperación de ayudas (24.069 millones de euros), un argumento que podría volver a esgrimirse en el futuro. «Es una buena posibilidad tener esa baza de que el Gobierno lo amplíe», sostuvo ayer Jaime Ponce, presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

El máximo responsable del organismo dependiente del Ministerio de Economía matizó que es «prematuro decir que sea necesario» ese retraso y aseguró que el FROB trabaja para cumplir el «mandato legal» de privatizar Bankia en esos algo menos de dos años. «Pero tenemos que equilibrarlo con una voluntad de maximizar la recuperación», añadió dejando una puerta abierta.

El problema de fondo es que los inversores no compran acciones del banco en el mercado y ofrecen precios bajos cuando el Estado pone a la venta algún paquete porque saben que el Ejecutivo está obligado a vender. Cuanto más se acerque la fecha límite, lo normal es que los precios sean más bajos.

El otro gran debate que pesa sobre la privatización de Bankia es la mejor forma de afrontarla. Hasta ahora el Gobierno ha vendido dos paquetes de acciones del 7% en el 2014 y el 2017. Los gestores de la entidad creen que ha llegado el momento de vender un paquete mayor y ampliar así la base de inversores potenciales (algunos tienen vetado comprar si el porcentaje de títulos que cotiza libremente en el mercado está por debajo de un determinado umbral). Fuentes del mercado estiman que el Estado debería colocar entre el 20% y el 30% para lograrlo. Ponce admitió el argumento de los ejecutivos del banco, pero con matices. Así, advirtió que «mucho volumen también tiene un coste en el precio», y por tanto en la recuperación de ayudas. Además, destacó que una operación así no se podría hacer como las anteriores mediante una colocación acelerada en una noche, lo que también presenta inconvenientes: «Puede generar algo más de demanda, pero también tiene más riesgo de mercado porque tiene abierta la comercialización durante una semana».

OTRAS FÓRMULAS / El alto funcionario, así, no descartó la vía por la que aboga Bankia, pero no mostró entusiasmo: «Es menos frecuente a nivel de Gobiernos, pero es una alternativa que existe». Frente a ello, destacó que el mecanismo seguido hasta ahora es el empleado -«creo que sin excepciones»- en el resto de países con bancos nacionalizados.

También destacó otra posible fórmula: «ir vendiendo por goteo» (pequeños paquetes de acciones) directamente en bolsa. Pero esta vía tendrá que esperar, porque «con poca liquidez no se puede hacer». La fórmula que menos le gusta, con todo, pareció ser la de vender Bankia a otro banco. Es «técnicamente posible» y se estudiaría si hay una oferta (el BBVA ha negado los rumores sobre su interés), pero casa mal con la «concurrencia» (oportunidad de que pujen muchos interesados) que quiere el FROB.