El Gobierno italiano empezó ayer, con una serie de reuniones de urgencia, a diseñar las medidas para proceder a la liquidación de Veneto Banca (VB) y Banca Popolare di Vicenza (BPVI), los dos bancos que han vuelto a disparar las alarmas sobre el sistema bancario italiano. Las maniobras de las autoridades italianas se han producido después de que el Banco Central Europeo (BCE) confirmara que ambas entidades están «en quiebra o cerca de quebrar» y, el viernes pasado, diera luz verde a una liquidación administrada por Roma.

Según las filtraciones --el anuncio final fue postergado a última hora de ayer--, el Ejecutivo de Paolo Gentiloni está estudiando una serie de medidas para separar los créditos de Vb y BpVi entre buenos y malos (deteriorados e impagos). El plan es que los primeros vayan al comprador de las entidades, y los segundos --alrededor de 10.000 millones de euros-- terminarán en un banco malo gestionado por el Estado italiano.

En estas circunstancias, el principal candidato a quedarse con VB y BPVI es el banco transalpino Intesa San Paolo, dado que, hasta la fecha, es también el único que ha manifestado su interés. En concreto, Intesa San Paolo lo ha hecho presentando una oferta de un euro para adquirir los activos sanos de ambas entidades. El Gobierno italiano, en cambio, aportaría una cifra estimada de 6.000 millones de euros, aunque algunos analistas consideran que dicho aporte podría aumentar. Tan solo el año pasado BPVI y VB pierdieron respectivamente el 31% y el 37% de sus ingresos.

Así y todo, ambas entidades, que venían arrastrando serios problemas desde 2014, se librarán del Mecanismo Único de Resolución (el llamado MUR), que este mes liquidó el Banco Popular español y dejó pérdidas a 300.000 inversores. Un destino, este, que el primer ministro de Italia, Paolo Gentiloni, aseguró que hará lo posible para que no se repita para los ahoradores italianos. Esta operación es «el mal menor», coincidió Matteo Renzi, el líder del Partido Democrático (PD).

El objetivo de Roma es «adoptar las medidas necesarias y garantizar la plena operatividad bancaria, para tutelar a los ahorristas y a los obligacionistas sénior», informó el Gobierno italiano. Y, de igual manera, también el BCE ha defendido su decisión, argumentando que no había otra opción. Se ha llegado a la conclusión de que para estos dos bancos «la acción de resolución no está justificada por el interés público». Y, «como consecuencia, la liquidación de estos bancos tendrá lugar en el marco del normal procedimiento de insolvencia en Italia», explicó la Junta Única de Resolución.

EL GRAN PERDEDOR / Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza han evidenciado también el fracaso de Atlante, una especie de versión italiana del banco malo, creado por el Gobierno italiano en 2016. «El 80% de los recursos que el sistema ingresó en las dos agonizantes entidades no resolvió la situación, solo aplazó (su desplome)», escribió esta semana el rotativo económico Il Sole 24 ore.