La palabra gratis, utilizada en más de 20 idiomas en el mundo, procede del latín gratiis, un adverbio que surge del vocablo gratia. Lo curioso es que no significaba los mismo que en estos días: lo gratis no era exactamente gratuito. No implicaba un pago en moneda o especie, pero indicaba algo que se hacía o daba a cambio del agradecimiento (es decir, de hacerse grato ante el que nos beneficiaba). Esta connotación ha desaparecido, pero igual podríamos afirmar que nada es gratis. Es evidente en casos como el de la prolongación del rescate que ha terminado por pedir Grecia. El Gobierno heleno ya ha enviado las reformas y compromisos que va a asumir a cambio de la ayuda y el eurogrupo le dio ayer su aprobación, a pesar de los recelos del FMI y el BCE.

La luz verde de los socios del euro a Grecia difuminó los temores de los inversores a que finalmente no haya acuerdo cuando dentro de cuatro meses venza la prorroga y la bolsa helena se disparó el 9,8%. Con este buen viento de cola, el Tesoro español colocó 447 millones en letras a tres meses con un interés del 0,001%. O lo que es lo mismo, prácticamente se financió gratis (bueno, nada lo es: algo tiene que ver la compra de deuda pública que el BCE está a punto de activar).

En este escenario, el Ibex 35 subió el 0,68%, hasta los 11.064,50 puntos, mientras que la prima de riesgo se redujo hasta los 101 puntos básicos, con el bono a 10 años en un mínimo histórico del 1,373%.