El consejo de administración de Isolux Corsán aprobó ayer solicitar el concurso de acreedores para el grupo y seis de sus filiales toda vez que la compañía no ha logrado captar un inversor que entre en su capital y lo rescate. Acto seguido, el presidente de la firma de construcción e ingenería, Nemesio Fernández-Cuesta, y los seis miembros restantes de su consejo presentaron en bloque su dimisión con el fin de «facilitar la gestión de la nueva etapa». El consejo de administración fue sustituido por tres administradores elegidos por los actuales accionistas y acreedores, los bancos Santander, Bankia y CaixaBank.

El concurso de Isolux es el mayor de una compañía de construcción de los últimos años y uno de los de más dimensión de la historia empresarial española junto con los de Martinsa Fadesa, Abengoa, Nueva Rumasa, Pescanova o Reyal Urbis. Isolux recurre al concurso al no poder acometer una segunda reestructuración de su deuda apenas un año después de que en julio del 2016 fuera rescatada por sus bancos acreedores.

La compañía se declarará en quiebra con un agujero de unos 801,9 millones de euros y una plantilla, tras el ERE pactado el pasado año, de 3.884 trabajadores.