La guerra de guerrillas se define en la enciclopedia on line Wikipedia como "táctica militar de conflictos armados consistente en hostigar al enemigo en su propio terreno con destacamentos irregulares y mediante ataques rápidos y sorpresivos". El Gobierno parece haber optado por una estrategia de este tipo en su particular negociación con la Comisión Europea con el propósito de conseguir que Bruselas levante la mano y permita relajar unas exigencias de reducción del déficit público que podrían acabar por dar la puntilla a la economía española, en recesión y con la mayor tasa de paro de la Unión Europea.

Tras constatar que Bruselas no va a decidir antes del próximo mes de mayo si relaja la exigencia de un déficit máximo del 4,4% del Producto Interior Bruto (PIB) para este año, el Consejo de Ministros dará hoy el primer paso en la elaboración de unos presupuestos para el el año 2012 (fijación del techo de gasto) que no respetarán el techo marcado. El Gobierno de Rajoy ha montado una estrategia de argumentos para "hostigar" a Bruselas mediante "ataques rápidos y sorpresivos" que, a través de juegos de palabras, permitan mantener viva la idea de que cumple con los objetivos.

Argumentario

"El compromiso del pacto de Estabilidad es reducir el déficit al 3% del PIB en el 2013", remachan ahora fuentes del Gobierno. Aquí se agazapa la idea de que da igual si el déficit del 2012 acaba o no en el 4,4% del PIB, siempre que el Gobierno se mantenga firme en el 3% para el 2013. Este argumento concede al Gobierno la coartada política perfecta para preparar un presupuesto que no siga al pie de la letra los compromisos del Ejecutivo anterior (el 4,4%) mientras continúa diciendo que se respetan las reglas que se fijan desde Bruselas.

Aunque no es seguro que el argumento logre convencer a Bruselas --donde cada vez es más evidente la irritación por las maniobras confusas de España--, se puede ganar tiempo mientras se resuelve este rifirrafe.

"El Gobierno está firmemente comprometido con la reducción del déficit, pero las circunstancias han cambiado y ahora estamos en recesión". Con esta frase, que resume los argumentos que el ministro de Economía, Luis de Guindos, trajo ayer a Bruselas, España está pidiendo que se den por buenos los ajustes derivados de las duras reformas que ha puesto y va a poner en marcha --subida del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), recorte de gastos, privatizaciones y todo lo que venga detrás-- y que no tenga en cuenta la desviación de ingresos y gastos que provoca la crisis. Esto introduce en el debate el concepto de déficit estructural, en el que no computan los efectos derivados del ciclo económico, como por ejemplo las mayores prestaciones o la pérdida de ingresos derivados del desempleo. El cambio de foco concedería, de esta forma, un respiro en forma de algún punto de Producto Interior Bruto de déficit adicional por encima del 4,4% del PIB.

"Hemos tenido la mala suerte de tener que ser los primeros en dar la cara. Los demás vendrán después", es otra pieza del argumentario oficial del Gobierno. A España le hubiera gustado una revisión generalizada de los objetivos de déficit para todos los países, para evitar el castigo de los mercados. Es algo que se da por seguro que sucederá tarde o temprano. Pero España no puede esperar, pues el calendario electoral ha llevado al Gobierno a tener que presentar ahora los presupuestos para el actual ejercicio 2012. "El mismo Consejo Europeo en que Rajoy va a plasmar su firma en la reforma del tratado para disciplinar el déficit no puede dar ninguna señal de relajación", según apuntaban ayer fuentes comunitarias.