Ibercaja Banco ha completado en tan solo dos semanas el cupo de bajas voluntarias previstas en el último Expediente de Regulación de Empleo (ERE). En concreto, ayer se habían inscrito un total de 496 trabajadores de los 500 extinciones voluntarias que recoge el ajuste laboral acordado entre la entidad y los sindicatos CCOO, Csica y ACI el pasado 11 de mayo. De esas cifras se desprende que el número final de quienes quieran abandonar la entidad será muy superior a los 500 previstos inicialmente, ya que el plazo para inscribirse concluye el próximo 23 de junio.

Por tanto, la entidad tendrá que establecer unos criterios concretos para limitar las bajas voluntarias a solo el medio millar, según apuntaron ayer fuentes sindicales, aunque esos requisitos dependerán de cuál es el volumen definitivo de personas que dejarán de formar parte de la plantilla de Ibercaja. Eso sí, todos los que se apunten al ajuste y sean mayores de 57 años (colectivo integrado por unas 420 personas) tendrán su salida garantizada. No ocurrirá lo mismo con quienes tengan 56 o 55 años, ni con los que siendo incluso más jóvenes apuesten por acogerse al ERE.

Ayer se reunió de nuevo la comisión de seguimiento del ERE, que contempla otras 92 extinciones laborales por cierre de oficinas y la clausura de 140 sucursales, para chequear cómo evolucionan las bajas voluntarias. En este sentido, se constató que el grueso de los voluntarios tienen más de 57 años. Estos percibirán, según el acuerdo alcanzado, entre el 85 y el 90% del salario neto anual.

Mientras, los que hayan cumplido entre 55 o 56 años obtendrán una indemnización de 33 días por año trabajado con un máximo de 30 meses más una prima de 2.000 euros por trienio hasta los 12.000. Quienes tengan menos de esa edad, recibirán 20 días por año trabajado con un tope de una anualidad.

RECORTE DE 1.500 EMPLEOS/ Desde el 2013 hasta junio del 2018, alrededor de 1.500 empleados habrán abandonado la entidad, que afronta su futuro más inmediato con alrededor de 5.000 trabajadores en toda España. La crisis económica, la reestructuración financiera, la duplicidad de oficinas tras la compra de Caja3 y un modelo de negocio orientado hacia la banca digital han motivado estos recortes que tienen como trasfondo la mejora de la eficiencia de cara a la salida a bolsa.