Cerrar 160 oficinas en toda España y recortar 686 empleos de aquí a diciembre del 2018. Este es el planteamiento inicial con el que Ibercaja afronta la negociación del nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE), un ajuste con el que la entidad busca mejorar su rentabilidad. El banco aragonés trasladó ayer estas cifras a los representantes de los trabajadores en la segunda reunión de la negociación del ERE (en la primera no concretó la afección del ajuste).

Aunque confiaron en que hay «margen» para reducir las cifras, los sindicatos afirmaron que el número de cierre de sucursales y de afectados es «totalmente desproporcionado» y volvieron a augurar una negociación «dura» y «complicada».

Los tres expedientes anteriores, aplicados en 2013, 2014 y 2015 y que conllevaron la salida de 830 trabajadores mediante prejubilaciones o bajas voluntarias, se cerraron con acuerdo.

Lo que ayer no concretó el banco, que aduce razones económicas, productivas y organizativas para el ERE, fue dónde ejecutará el cierre de oficinas, algo clave para saber los problemas que podrán acarrear los traslados de empleados a otras sucursales.

Actualmente, Ibercaja cuenta en España con 1.250 oficinas (unas 450 en Aragón) y emplea a 5.550 personas (más de 2.500 en la comunidad).

«Hasta que no nos digan los territorios afectados, en qué colectivos de trabajadores se quiere basar el ERE y las condiciones del mismo no podemos entrar ni a valorar el ajuste», dijo Miguel Ángel Villalba, quien, no obstante, auguró que en esta ocasión será más complicado cerrar el ERE con acuerdo.

Según informó la entidad a los sindicatos, 532 de los 686 afectados saldrían de la red de oficinas, mientras que el resto de ajustes (154) se producirían en la sede central y en las seis direcciones territoriales del grupo.

posibles prejubilaciones/ El periodo de ejecución del ERE se alargará hasta el 31 de diciembre del 2018, algo que puede ser vital para reducir las salidas traumáticas. No hay que olvidar que ahora solo hay unos 250 trabajadores de más de 58 años en la entidad y que si se suman los empleados de 56 y 57 años la cifra asciende a casi 600.

Los sindicatos volvieron a salir muy descontentos de la reunión con Ibercaja, a la que acusaron de «falta de transparencia» en un momento en el que el nerviosismo y la preocupación son máximos en la plantilla. «La voluntad negociadora es nula y, desde luego, con estas cifras se augura un ERE muy duro y conflictivo», dijo Victoria Camarena (UGT), que lamentó que el volumen del ajuste no se corresponde con la carga de trabajo en las oficinas, infradotadas «en muchos casos».

Por su parte, Gonzalo Postigo (Asipa) aseguró que no les «cuadran» los ratios de eficiencia aportados para justificar el ERE e indicó que los contrastarán.

La próxima reunión tendrá lugar el 28 de marzo. Ese día, la entidad podría concretar las oficinas afectadas. Las zonas con más duplicidades (Aragón es una de ellas) y las sucursales con menores ratios de rentabilidad y actividad están en la diana.