Ibercaja sigue soltando lastre. La crisis financiera y la adquisición de Caja 3 (CAI, Caja Badajoz y Caja Círculo de Burgos) obligaron a la entidad aragonesa a desprenderse de los activos tóxicos procedentes del sector inmobiliario, pero también de decenas de participaciones industriales en un buen puñado de empresas, algunas tan significativas como la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza), el parque tecnológico Walqa, Platea, Imaginarium, Araven o Tipo Línea. Solo en los tres últimos años, el banco ha reducido su cartera de participadas en un 43% tras salir de más de 90 sociedades (73 bajas totales y 18 parciales) por un valor superior a los 150 millones, según los últimos datos facilitados por Ibercaja, que no incluyen las desinversiones inmobiliarias.

De esta forma, la nómina de participaciones industriales del banco está configurada hoy por unas 80 sociedades con una inversión que alcanza los 300 millones de euros, es decir, 150 millones menos (-33%) que al inicio del plan estratégico 2015-2017 al que Ibercaja dio carpetazo recientemente. La nueva hoja de ruta de Ibercaja se dará a conocer en los próximos meses.

Para el próximo trienio, la entidad valora salir de varias decenas de empresas más, aunque esta decisión está pendiente todavía de aprobación en el marco del nuevo Plan Estratégico. De esta forma, la cartera industrial del banco estará configurada básicamente por participaciones de carácter estratégico. Entre ellas destaca todo lo que está vinculado con el negocio parafinanciero (tarjetas, medios de pago, aseguradoras...) y que complementa la actividad recurrente de Ibercaja.

Las energías renovables protagonizan la otra vertiente troncal de las inversiones estratégicas de la entidad, ya que se trata de un sector «estable» que genera «retornos altos de la inversión», apuntan fuentes de la entidad. En estos momentos, el banco aragonés participa en una cartera de 100 megawatios, con socios industriales como el grupo Jorge, Térvalis y Acciona, principalmente.

El banco subraya que la mayor parte de las empresas en las que hoy participa «tendrán carácter estable, aunque ello no significa que alguna se pueda vender». Es el caso de fondos o sociedades de capital desarrollo e inversiones que han cumplido ya su periodo de maduración.

OPTIMIZAR LAS VENTAS

Ibercaja asegura que la venta departicipaciones, a partir del 2012, ha supueso un trabajo «duro y laborioso» como consecuencia de la complicada situación que ha vivido el mercado en los últimos años. La desinversión se ha llevado a cabo «una a una» y no a través de lotes, recalca la entidad. «Hemos tratado de buscar el mejor inversor en cada caso y, por ello, hemos primado a los compradores industriales por encima de los fondos de inversión, ya que suelen ofrecer una mejor viabilidad para el proyecto, para las plantillas y, además, las operaciones son más rentables», señalan desde el banco aragonés.

El objetivo, por tanto, ha sido «optimizar» las desinversiones, lo que ha permitido dotar de mayor solvencia al banco, que afrontará en los próximos años su salida a bolsa. Esta solvencia ha sido posible gracias a «la generación de recursos, tanto por la liberación de fondos propios como por la generación de resultados».

En este sentido, las ventas realizadas en sociedades desde el 2015, así como la actual cartera de participaciones han generado a Ibercaja alrededor de 60 millones de euros en recursos propios, 30 de ellos provenientes de los beneficios de las desinversiones y otros 20 de la liberación de recursos propios. Además, la cartera de inversiones de Ibercaja ha generado, vía dividendos, unos 10 millones en ingresos.

200 PARTICIPACIONES MENOS

Uno de los retos de Ibercaja durante los últimos años ha sido llevar a cabo una política «ordenada» de desinversiones para reducir el número de sociedades con presencia del banco, sobre todo en las no estratégicas. Esta tarea comenzó en el 2012 y se ha traducido en la retirada de capital de más de 200 compañías en las que el banco tenía participación.

Entre 2012 y 2014, Ibercaja salió totalmente de 142 sociedades, muchas de ellas (42 obligatorias) dentro del plan de reestructuración de Caja 3, en cumplimiento del mandato de Bruselas por la crisis financiera en España. El banco salió de otras 42, que eran de Caja3, de forma voluntaria, y selló 14 operaciones más donde estaba Ibercaja. En total, más de 110 millones de desinversión.