Iberdrola obtuvo un beneficio neto de 2.804 millones de euros en 2017, un 3,7% superior al de un año antes, según informó ayer la eléctrica, que propondrá en su próxima junta de accionistas un dividendo total para el ejercicio de 0,32 euros brutos por acción, un 3,2% más que en el 2016. A su vez, el grupo prevé invertir 32.000 millones entre este ejercicio y el 2022. El 90% de la cantidad se destinará a actividades reguladas o con contratos a largo plazo. Dentro estas cantidades, la mitad serán para redes, el 37% a energías renovables y el 9% a generación y clientes, entre otras.

La compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán atribuyó el crecimiento del beneficio a los negocios de redes, principalmente en Estados Unidos, y energias renovables, así como a la integración desde septiembre de Neoenergia en Brasil, y a pesar del pobre comportamiento de la generación en España por el fuerte impacto de la sequía.

Dentro de los positivos, destacó la reforma fiscal en Estados Unidos, que supuso un impacto neto positivo de 1.284 millones de euros. Entre los negativos, sobresalen, entre otros, el impacto por las condiciones meteorológicas en España, así como el negocio en Reino Unido.