Hace un par de semanas, y conjuntamente con Aitiip, participamos en Bruselas en un encuentro europeo sobre fabricación aditiva, en el marco de la Vanguard Initiative; que busca acelerar la introducción de innovaciones, identificadas como de alto interés a futuro a nivel global, en varias áreas de actividad económica, el sector automoción entre ellas.

La fabricación aditiva, más conocida como impresión 3D, se presenta en los últimos tiempos como uno de los nuevos paradigmas de la fabricación, siendo incluida en ocasiones bajo el paraguas de la revolucionaria Industria 4.0. Permite construir, con cierta facilidad técnica, formas complejas en distintos materiales plásticos o metálicos. Los costes en las primeras unidades son muy bajos por su carácter de construcción totalmente flexible. Estas máquinas, mediante distintas tecnologías, van depositando capa a capa de material para construir las piezas, dando viabilidad a figuras y estructuras imposibles de hacer hasta ahora.

Existen dos segmentos de máquinas: las de tipo industrial y las de carácter más amateur o semiprofesional. Las primeras presentan unas capacidades mecánicas muy avanzadas que permiten sustituir piezas antes fabricadas a partir de bloques de metal o mediante procesos de inyección y soplado en el caso de piezas plásticas, pero sobre todo, generar nuevas piezas con conductos y cavidades interiores antes inabordables.

Las impresoras semiprofesionales están avanzando también a pasos agigantados en cuanto a su precisión y capacidad para trabajar distintos materiales, con suficientes cualidades mecánicas para incorporarse en distintas aplicaciones productivas. En concreto, se están aplicando para fabricar recambios, prototipos o pequeños útiles, utillajes y piecerío.

Aprovechar el potencial de estas máquinas requiere abrir la mente ante problemas habituales que se generan en las empresas y que esta tecnología, por su flexibilidad y coste y, sobre todo, por su capacidad para "fabricar lo imposible", puede resolver. ¿Será la impresión 3D la próxima revolución industrial?