Su filosofía es como una mancha del aceite que elabora: no avanza a grandes pasos pero nunca retrocede. La empresa turolense Fernando Alcober e Hijos lleva 71 años produciendo oro líquido, vino y aceitunas de mesa en el Bajo Aragón sin dejar de buscar la mejora permanente a través de la innovación. Fruto de este esfuerzo y de la inversión continua acaba de lanzar al mercado un producto pionero: olivas negras embolsadas sin caldo sometidas a pasteurización para garantizar un año de caducidad, y ya trabaja en nuevos formatos. La firma cuenta con diez trabajadores, aunque la plantilla se amplía en temporada alta de recolección, y el año pasado superó los cinco millones de euros de facturación, consolidando el crecimiento iniciado en el 2014 gracias a la buena cosecha de olivar.

Su fundador, Emiliano Alcober, fue emprendedor sin saberlo. En 1945 elaboraba vino de sus propias viñas en Valdeltormo que vendía en pequeñas cantidades. Con el tiempo, se dio cuenta de que la misma maquinaria podía emplearse también para hacer aceite y, sin pensárselo dos veces, construyó una pequeña almazara. En 1960 su hijo Fernando se incorpora al negocio familiar y, tras realizar estudios de enología, toma las riendas, impulsando la empresa y diversificando su actividad en tres líneas: vino, aceite y aceitunas de mesa. El salto cualitativo llegó en 1985, cuando pasó de trabajar a granel a embotellar y envasar sus productos artesanos.

La firma, gestionada ahora por la tercera generación, dispone de sendos centros de producción en Calaceite y Valdeltormo, donde recoge y procesa la materia prima que adquiere a los agricultores de la comarca del Matarraña y del Bajo Aragón. Asimismo, distribuye sus productos por toda España, sobre todo en el triángulo geográfico que dibujan Barcelona, Zaragoza y Valencia, y exporta aceite a Francia, Reino Unido e Irlanda. "Vender aceite a Italia es como hacerlo a Barcelona. Ha existido relación comercial desde siempre, pero con la diferencia de que son ellos los que están interesados y nos vienen a comprar, mientras que a los otros países somos nosotros quienes salimos a vender", explica su gerente, José Gabriel Alcober.

Con una producción de entre un millón y 1,5 millones de litros al año, el oro líquido supone el 75% de su facturación, mientras que el vino, con una producción anual de 400.000 litros, apenas soporta el 5% del peso de la empresa. El resto corresponde al negocio de la aceituna, de la que transforma entre 300 y 600 toneladas.

Nueva bodega

Su último proyecto ha sido construir una nave donde albergar la maquinaria vinícola, que culmina una inversión de 400.000 euros en mejoras tecnológicas iniciada hace tres años. Entonces se renovaron los depósitos de acero inoxidable y los sistemas de control de temperaturas y se adquirieron prensas automáticas. "Nuestras inversiones son pequeñas pero continuas", matiza el gerente de la empresa.

El aceite se comercializa con las marcas Alcober (que cuenta con el sello de Denominación de Origen Bajo Aragón y numerosos premios), Oroaragón (virgen extra de variedad empeltre) y Oroal (virgen). Por su parte, las enseñas del vino son Mas Don Pedro, Montepeiró y Bodegas Alcober. El catálogo se completa con otros productos como el vermú --"Las ventas eran anecdóticas pero se han ido incrementando porque está de moda y es una vía más de ingresos", reconoce Alcober-- o los patés de aceituna, que "cuentan con mucha aceptación en el extranjero", añade. El futuro de la empresa, según Alcober, pasa por "desarrollar la comercialización".