No se puede empezar peor; a las más de 5.000 bajas computadas a lo largo del 2009 hay que añadir ahora la cifra de 533 trabajadores autónomos que han tenido que abandonar su actividad durante el mes de enero. Y ya son 9.595 ceses de actividad desde que comenzó la crisis en Aragón en marzo del 2008.

De continuar con el número de bajas mensuales que se estuvieron produciendo durante el año pasado, UPTA Aragón teme que en el mes de marzo se supere la barrera de los 10.000 trabajadores autónomos que se vean obligados a cesar en su actividad. Todo esto es una gran pérdida de tejido productivo en nuestra comunidad y hay que ponerle freno.

Para mí esto es consecuencia fundamentalmente de la actitud de las estructuras financieras frente a la concesión de créditos. El flujo financiero no llega a los autónomos y la pequeña y mediana empresa. Se ha cortado el grifo, produciendo una destrucción masiva de empresas.

Si este es el problema, la solución no puede ser otra que financiera. No podemos esperar a que la banca internacional se recomponga. Es urgente crear fondos propios, de Bruselas, de las distintas administraciones para suministrar liquidez a nuestros autónomos.

No es cuestión de grandes cantidades para el autónomo, nos conformamos con que se pongan en marcha planes de microfinanciación: pequeñas cantidades de dinero, sin aval o con avales reducidos que permitan reflotar nuestros pequeños negocios o iniciar otros con mayor valor añadido.

El ICO ya ha centrado doce grandes sectores a desarrollar donde existe un gran potencial. Que se libere dinero para estos proyectos y concite una nueva generación de emprendedores.

UPTA seguirá reivindicando un Instituto Financiero en Aragón que se especialice en la pequeña empresa y el trabajo autónomo, concediéndoles financiación y apoyo económico. Se debe crear en ese instituto un holding found, aportar fondos y diseñar líneas estratégicas.

No podemos perder más tiempo, si queremos una economía sostenible hay que cambiar las estructuras financieras.