La gran banca está siendo el sector más castigado en la bolsa española en lo que va de año. Los mercados financieros están empezando a descontar que el mundo podría estar entrando en otra recesión en la que los bancos centrales han agotado ya todas las medidas extraordinarias. “Si pasara algo que pudiera de verdad resquebrajar la confianza existen muchas dudas sobre como estabilizar los mercados después de ocho años de dinero gratis”, explica un alto directivo de una firma de inversión estadounidense. Un largo periodo de gran liquidez facilitada por los bancos centrales y un entorno de tipos de interés negativos han desplazado el ahorro desde los depósitos a la vista o a plazo a la bolsa y a fondos de inversión vinculados a la renta variable, una burbuja que estos días ha empezado a deshincharse ante las peores perspectivas económicas mundiales y ha hundido los principales índices de todo el mundo en una espiral de elevada volatilidad.

Los siete grandes bancos españoles que cotizan en el Ibex 35 afrontan esta coyuntura arrastrando todavía la mochila de la crisis: 99.053 millones de euros en activos dudosos, es decir, créditos impagados que ya han sido provisionados según el calendario al que obliga el regulador bancario, pero que se mantienen en el balance. A esta cantidad hay que sumar 68.887 millones de euros en activos inmobiliarios adjudicados. De esta manera, el conjunto de activos considerados problemáticos (créditos dudosos más activos adjudicados en balance) del Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell y Bankinter suman 167.941 millones de euros, según los resultados presentados relativos al cierre del 2015. Un crédito dudoso puede ser, por ejemplo, una hipoteca que ha entrado en mora o un crédito impagado por parte de una gran empresa, como es el caso de Abengoa con la gran banca.

Las entidades financieras han guardado provisiones para hacer frente a impagos y cuentan con coberturas para hacer frente a la morosidad que van desde la del BBVA (73,1%), que es la más elevada, hasta las del Popular (42,5%) y Bankinter (42%), que son las más bajas, aunque cabe destacar que Bankinter tiene una exposición muy baja al sector inmobiliario.

Los expertos alertan que el negocio de un banco ha cambiado radicalmente. Su materia prima son los tipos de interés que están en negativo, por lo que tiene un margen nulo en lo que ha sido su negocio bancario tradicional. A esto se suma una baja actividad económica y el hecho de que los reguladores, ahora en Bruselas, les obligan a tener mucho más capital para hacer frente a posibles crisis bancarias. “El pasado no lo tienen drenado. Hay todavía deuda que tienen que sacarse de encima y el negocio actual es muy bajo”, explican fuentes bancarias. Por todos estos motivos, para un inversor el retorno de capital que hoy da un banco es infinitamente más bajo que el de hace unos años. “Los bancos ya no volverán a ser lo que eran”, afirman los analistas. El ROE (retorno del capital) de los bancos en el negocio doméstico está alrededor del 5% (según los últimos datos oficiales del Banco de España, relativos a junio). Antes de la crisis muchas entidades superaban cotas del 20%. Los expertos consideran que el ROE debería situarse en el 8%.

Si se analizan los resultados de la banca española presentados hace escasos días relativos al 2015 se puede extraer una fotografía de la situación. Los bancos compensaron el menor rendimiento del crédito con un menor coste de los depósitos. Y crecieron con fuerza en comisiones por la venta a sus clientes de fondos de inversión, seguros y fondos de pensiones. La tendencia a desplazar ahorro a plazo o a la vista a productos fuera de balance se incrementó con fuerza en el 2015. Los siete bancos del Ibex 35 ingresaron por comisiones 19.595 millones de euros.

El crédito a la clientela bruto creció el año pasado, tras años de caídas o niveles muy bajos. Mejoró en el caso del Santander (+7%), BBVA (18%), CaixaBank (5%), Bankinter (4%) y Sabadell (29%), mientras que cayó en el caso de Bankia (-3%) y Popular (-1%). Hay que tener en cuenta que Sabadell integró al británico TSB, sin el cual el crédito hubiera caído un 1%. También CaixaBank ha recogido el efecto de la integración del negocio bancario de Barclays en España.

La presión que sufren los bancos en sus cuentas de resultados ha llevado al Banco de España a recomendar operaciones de fusión. Los analistas aseguran que el sector deberá afrontar nuevos recortes de gastos por la vía de operaciones corportativas, cierre de oficinas y despidos.