Industrias Químicas del Ebro (IQE) redobla su apuesta por la diversificación. El grupo aragonés inauguró ayer de forma oficial su nueva fábrica de sílice precipitada, en la que ha invertido 27 millones de euros y que le ha permitido entrar de lleno en el sector del neumático. La compañía, dedicada a producir silicato sódico, metasilicato, sílices y silicato de aluminio para diversos mercados como los detergentes, la cerámica, la pintura o la construcción, amplía de esta forma su cartera de productos.

La nueva planta, ubicada en su sede del polígono Malpica, trabaja las 24 horas del día y ha generado 30 nuevos empleos (en total, el grupo emplea a más de 180 personas). Aunque ya lleva ocho meses operativa tras unas obras que se prolongaron durante casi tres años, la fábrica fue inaugurada ayer de forma oficial por el presidente de la DGA, Javier Lambán, y el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve.

La nueva factoría se dedica en exclusiva a producir sílice precipitada, un producto cada vez más utilizado por los fabricantes de neumáticos. «Su uso se ha extendido porque mejora el desgaste y la resistencia a la rodadura, lo que permite ahorrar combustible; de ahí que se denomine como el neumático ecológico», explicó ayer el director gerente de IQE, Eduardo Villarroya, que apuntó que de momento solo los utilizan los turismos, aunque en un futuro también podrían montarlos los camiones.

En este sentido, la firma aragonesa, que este año cumple su 60 aniversario, tiene grandes expectativas depositadas en esta línea de negocio. De hecho, en un futuro no descarta ampliar la factoría si el mercado responde como prevé. Actualmente, la planta trabaja al 50% de su capacidad máxima (unas 20.000 toneladas de polvo de sílice), aunque a finales del 2019 ya operará al 90%.

APUESTA POR LA I+D

Este proyecto se remonta ocho años atrás, cuando el departamento comercial vio que la actividad podía abrir un nuevo nicho de negocio. El área de I+D de la empresa, una sección de vital importancia para la compañía, comenzó a investigar hasta dar forma a la idea.

La factoría cuenta con 8.000 m² y se ubica en la gran parcela de 130.000 m² que IQE ocupa actualmente en Malpica. Su secadero, donde se realiza el último proceso para obtener la sílice precipitada mide unos 40 metros, lo que la convierte en una de las instalaciones más altas del polígono.

La nueva planta elevará la cuota de exportación del grupo (vende fuera más del 50% de su producción), ya que el 90% de la sílice se comercializará en el exterior. IQE, que tiene centros productivos en Zaragoza, Barcelona y Bilbao, facturó el año pasado 87 millones de euros, casi siete más que en el 2016.