Al contrario de lo que pudiera parecer, los jubilados siguen trabajando una vez llegan al final de su vida laboral. No solo para luchar por sus pensiones, sino también para asegurárselas a sus hijos. «Cobro 1.500 euros de pensión, más que mi hijo que cobra 1.300». El caso concreto de Fulgencio, un zaragozano de 63 años, ejemplifica la situación que vive España: los salarios de los que trabajan se han desplomado y muchas pensiones han servido para sostener a familias en tiempos de crisis. En Aragón, el 50% de ellas se encuentra por debajo del salario mínimo interprofesional.

Teniendo en cuenta que cada vez se cotiza menos a la seguridad social y la población envejece, el sistema público de pensiones peligra. Centenares de personas se concentraron ayer frente a la Delegación del Gobierno en Zaragoza para exigir pensiones dignas y protestar contra la «mísera» subida del 0,25% en una movilización convocada por UGT y CCOO y que se siguió en todas las provincias españolas.

Fulgencio, uno de los manifestantes, se siente un privilegiado con su pensión pero protesta por «solidaridad» y por los jóvenes que, desde su punto de vista, «tienen que tomar conciencia». Ayer mostraba su preocupación por el futuro de las pensiones, a pesar de que el sistema «está garantizado en la Constitución». «Lo que recoge la Constitución se puede interpretar de muchas maneras, ¿qué es una pensión digna?», se preguntaba. También considera que es necesaria una reforma fiscal «en profundidad» porque «no es justo que los pensionistas tengamos que seguir pagando el IRPF», protestaba.

Pablo Montes, un andaluz de 72 años afincado en Zaragoza, se jubiló tras 42 años cotizados en los que empezó trabajando como pastor y terminó como personal en los laboratorios de la universidad. Ahora vive con una pensión de poco más de 1.000 euros con su mujer, enferma, que cobra 600 euros. «Me gustaría ver a Rajoy viviendo así un año», señalaba con sorna.

Con esta situación ponía en relieve la brecha que existe entre hombres y mujeres. «No cobran menos porque tradicionalmente se dedicaban al hogar, sino que han trabajado lo mismo pero sin cotizar, echándonos una mano», explicaba, antes de indicar que ahora «han secuestrado» el salario de uno de los dos de la pareja y «con un solo jornal no da para vivir».

En la concentración de la capital aragonesa se vieron muchas mujeres. Una de ellas indicaba que cobra un 52% del sueldo -850 euros- de su marido, que trabajó como funcionario y 476 por sus 35 años cotizados como limpiadora. «De cada una me quitan un 12%», se quejaba. «Al final te pasas toda la vida trabajando para nada, son unos sinvergüenzas», sentenciaba aludiendo al Gobierno.

Contra los planes privados

El secretario general de la Federación de Pensionistas de CCOO Aragón, Manuel Martín, presente también en la protesta, criticó al PP por «favorecer los planes de pensiones y el modelo de la banca». Por su parte, su homólogo en UGT, Tomás Yago, tachó de «miserable» la revalorización del 0,25% de las pensiones que marcó la reforma del 2013, que consideró «una injusticia manifiesta».

A nivel nacional, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, calificó de «vergüenza» que el país crezca por encima del 3% en su PIB y solo suban las pensiones un 0,25%. En el mismo sentido, su homólogo en UGT, José María Álvarez, afirmó que la revalorización de las pensiones es una «mierda», ya que «un aumento de 36 euros no se corresponde con los beneficios que están obteniendo bancos y eléctricas».