Es una de las arias más famosas de la historia, compuesta por Giuseppe Verdi para su opera Rigoletto: La donna è mobile. O lo que es lo mismo, la mujer es voluble, un mensaje bastante cuestionable visto con ojos de hoy, más aún porque lo canta un voluble mujeriego, el duque de Mantua: "Siempre es desgraciado / quien en ella confía / quien le entrega / incauto el corazón / ¡Pero aun así / no se siente plenamente feliz / quien de su pecho no beba amor!".

Si sustituimos a la mujer por el mercado, empero, este pasaje describe a la perfección la relación de los inversores con las bolsas. Es así en general, pero particularmente en meses como el que acabamos de terminar, en que la volatilidad y los bruscos altibajos son el pan nuestro de casi cada sesión.

El temor a una tercera recesión ha planeado por encima de las cabezas de los inversores durante todo octubre, provocando subidas y bajadas --más de lo segundo que de lo primero-- con cada nueva noticia que apuntaba en una dirección y otra. Ayer, la ampliación de las medidas de estímulo en Japón, sumado al buen dato de crecimiento de Estados Unidos en la víspera, dieron motivo para una jornada compradora.

Con Wall Street en máximos históricos y las bolsas asiáticas disparadas, el Ibex 35 subió el 2,09%, hasta los 10.477,80 puntos. Las pérdidas del mes bajaron al 3,2% pero, ojo, no deja de ser el peor registro mensual desde junio del año pasado.