La potencia eléctrica sale cara. Y más si está ociosa. Las últimas subidas del recibo de la luz, en agosto y en octubre, han supuesto un cambio en la composición de la factura, con mayor peso del término de potencia (la parte fija, que el usuario tiene que pagar consuma o no energía) y un descenso de la variable (la que se calcula en función del consumo). El aumento de ese componente fijo supera el 60% desde enero, tras los incrementos de agosto y octubre.

El resultado es que el recibo sube más para los consumidores de las tarifas más habituales (2.0A y 2.0 DHA) y una baja utilización de la potencia, según advirtió la Comisión Nacional de Energía (CNE), ahora integrada en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Incluso advertía del riesgo de una avalancha de reclamaciones por el desconocimiento y de la reflexión: "¿Cómo puedo pagar más si consumo menos?".

Un ejemplo: el hogar medio, con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (KW) pagaba en enero de este año unos 8 euros al mes (unos 96 al año) por estar conectado. A partir de octubre, 13 euros mensuales (156 euros anuales), lo que supone entorno al 63% más. Los expertos advierten de que algunas rentas bajas que dejen de utilizar la calefacción para gastar menos pueden llevarse la sorpresa de que al final paguen más porque la bajada de la parte variable de la factura no compense la subida de la fija. Y eso a pesar de que el precio del kilovatio que se consuma baja en torno al 20%.

POBREZA ENERGÉTICA En un contexto de crisis, con los costes de los servicios básicos con cada vez más peso en la composición de los gastos familiares, renace la denominada pobreza energética. Algunos expertos proponen establecer una "tregua invernal" por parte de las compañías de luz, gas y agua, para que no corten el suministro a las familias que no pueden pagar.

Para un consumidor medio, el término de potencia suponía antes del cambio el 33% y el término de energía (la parte ligada al consumo), el 67%. Ahora, tras los cambios, el término de potencia puede llegar a ser casi la mitad del recibo, consuma o no.

Paulatinamente, no solo los particulares y familias, sino también las empresas han comenzado a estudiar rebajar la potencia contratada para abaratar costes, dado el peso que adquiere ahora esta variable. "Cuando la economía funcionaba, pagar unos euros más o menos por la potencia excedente no era un problema, pero ahora sí", explica una firma comercializadora de energía.

Para la organización de consumidores Facua, que participa en la campaña www.bajatelapotencia.org, las últimas medidas son "un tarifazo a la potencia", explica Rubén Fernández. El nuevo esquema de la tarifa de la luz puede permitir ahorrar entre 52 y 156 euros al año al consumidor si reduce los kilovatios de potencia contratada, explican los promotores de esta iniciativa en la que también están Greenpeace e Intermón Oxfam, entre otros.

Previamente, deben estimar la potencia punta que se requiere, es decir, los electrodomésticos (suponen más de la mitad del recibo) que funcionarán a la vez sin que se dispare el automático. Si quiere reducir la potencia puede hacerlo gratis si tiene contador digital de telegestión. Si es de los antiguos puede costar unos 11 euros hacerlo y "así el ahorro a medio plazo es mucho menor", según advierte Fernández.

Las entidades organizadoras de la campaña afirman que, en conjunto, los consumidores pagan unos 3.500 millones de euros por una potencia que no emplean. El total de potencias contratadas asciende a 150.000 megavatios (MW), cuando la demanda punta no supera en la actualidad los 40.000, afirman.

Según Pere Soria, del Clúster de la Eficiencia Energética, "con la reducción de peso de la parte variable del recibo, cada vez será más difícil tomar medidas para mejorar el ahorro y la eficiencia energética". En esencia, agrega, el Gobierno asegura un volumen de ingresos más estable a las eléctricas.

En algunas industrias, la parte fija del recibo se ha llegado a multiplicar por 2,5 veces, pero el precio del kilovatio que consumen se ha recortado alrededor del 70%. En todo caso, las empresas deben tener en cuenta sus puntas de consumo. "Si bajas la potencia, la penalización luego puede ser alta", explica Soria.

Por eso era importante el autoconsumo, es decir, producir la energía que se va a emplear. No obstante, en el proyecto de ley de reforma eléctrica que se tramita en el Congreso, se incluye un peaje por el uso de la red general se utilice esta o no, que ha sido muy criticado por las empresas y la industria fotovoltaica.