El aragonés José Luis Orós es el fundador y director de la start up Pensumo, una aplicación que incrementa la pensión personal a través del consumo y el comportamiento sostenible. Recientemente recibió el premio al Emprendimiento Social en Aragón y participará el próximo 15 de marzo en Save it, el primer congreso de innovación en el ahorro que se celebrará en Madrid.

-¿Qué supone para Pensumo ser galardonado con el premio al Emprendimiento Social?

-Supone que te reconozcan en tu propia tierra después de haber tenido éxitos nacionales. El premio es importantísimo porque significa que hasta en nuestra tierra están escuchando nuestro trabajo.

-En España el sistema público de pensiones está en entredicho. ¿Cómo ve el futuro?

-Lo veo optimista porque se puede mantener el sistema de pensiones siempre y cuando se adopte una perspectiva diferente. No podemos pensar que los sistemas de pensiones son algo del siglo XX que hay que mantener tal y como lo conocíamos. El trabajo es un factor de riqueza pero también se considera riqueza ahora mismo en una sociedad tener unas aguas limpias, unos sistemas sociales adecuados... Se trata de no medir solo el trabajo que se realiza para que eso sea el consecuente de tu pensión, sino que puedas medir otros baremos como el hecho de reciclar o no, de consumir más o menos energía, de ocupar más o menos tiempo en una formación... Todo eso tiene que contar para la pensión. Y hoy en día la tecnología permite medirlo.

-El proyecto hace compatibles dos elementos hasta ahora opuestos como son el consumo y el ahorro. ¿Es este el elemento más disruptivo del proyecto?

-Hay una fórmula de Keynes que demuestra que ahorro es renta menos consumo, pero esto es del siglo XVIII. Lo que estamos haciendo nosotros es incorporar en el consumo un factor distinto que es Pensumo. Así, al mismo tiempo que consumes, ahorras. Esa variable que metemos en la ecuación es el que hace un resultado sorprendente.

-El proyecto nació en mayo del 2013, en plena crisis. ¿Es Pensumo una solución ante la inestabilidad económica y social?

-Lo que hacemos es pensar en pequeño, en la cultura del esfuerzo, en que todo lo que haces se puede medir, todo hay que tenerlo en cuenta... Esto es base de las teorías de la economía del bien común. Hay elementos que ya están en crisis...

-Tras el lanzamiento de este sistema, ¿han surgido otros similares en otras partes del mundo?

-Tenemos detectados dos casos. En China, donde hay un proyecto piloto ya con varios miles de personas. Allí se habla de las pensiones de los consumidores como un sistema de puntos en el cual participa el gobierno chino y premia a los ciudadanos convirtiendo esos puntos en dinero para la pensión. Allí premian mucho temas de comportamiento ante las gestiones de la administración. El otro proyecto que hemos detectado está en México, un modelo de negocio que une consumo y ahorro a través de la tecnología pero de una forma distinta. En vez de ser el comerciante el que premie con pensión el consumo, es el usuario el que configura este ahorro con una tarjeta con la que paga un 1 o 2% más en cada compra.

-¿Echa en falta apoyos del sector público?

-Los gobiernos tienen que fomentar este tipo de prácticas. Las necesidades parecen que estaban cubiertas y nos hemos ocupado mucho en los últimos decenios de cubrir las demandas y los deseos. Sin embargo, la pensión es una necesidad. Tiene que haber una acción del regulador para que promueva que el comercio premie a sus usuarios para que los consumidores tenga una pensión, que reciban una compensación por ello. En otros países hay exenciones fiscales, por ejemplo.

-Pensumo cuenta con el respaldo de la Comisión Europea a través del Horizonte 2020. ¿Qué ha supuesto este apoyo para el proyecto?

-Ha constituido un antes y un después. Es un sello muy exigente que se concede tras evaluarlo profesionales independientes de todos los países menos del propio. Conseguirlo supone que en el mercado las empresas te vean de otra manera.

-¿Cómo ve el nuevo ecosistema de empresas que usan las nuevas tecnologías para fomentar el ahorro?

-Es un sector que está mutando constantemente, está todavía surgiendo y no sabemos qué camino va a tomar. He oído a algún gurú de la comunicación decir que la verdadera revolución no será ni la industrial ni la tecnológica, sino la financiera. El dinero tal y como lo conocemos se va a sustituir por blockchain y criptomoneda, algo que está más cerca de lo que parece. Todo se tambalea pero de una forma positiva. Las empresas fintech van a ser un gran revulsivo para la revolución financiera.