El ministro de Economía, Luis de Guindos, dio ayer la "bienvenida" a la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de abrir un amplio programa de compra de deuda pública en los estados miembros si bien admitió que la medida no resolverá los problemas del débil crecimiento de Europa si no se completa con reformas estructurales.

"Siempre respaldo las decisiones del BCE, que es totalmente independiente", pero "no se pueden afrontar los problemas estructurales con política monetaria, puesto que no es todopoderosa", dijo el ministro antes de poner como ejemplo las medidas adoptadas en España. "Es un buen ejemplo de las políticas que deberían emplearse. Estamos empezando a recoger los frutos", añadió durante su intervención en una mesa de debate en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) que se celebra en la localidad suiza de Davos, en el que se han reiterado los elogios a la recuperación de la economía española.

Como si se tratara de algo aprendido de memoria, la valoración del sí, pero que hizo Guindos se oyó de forma repetida, casi con las mismas palabras, entre quienes compartieron con él mesa de debate en Davos: los ministros de Finanzas de Alemania y Gran Bretaña, Wolfang Schäuble y George Osborne, el gobernador del Banco Central de Italia, Ignacio Visco, y el inversor George Soros.

MERKEL, VIGILANTE En general, ayer se pudo ver cómo responsables políticos de España, Italia, Francia y Portugal se felicitaban por las medidas del BCE al tiempo que se comprometían a no aflojar en las reformas, todo ello bajo la mirada adusta y vigilante de la cancillera alemana, Ángela Merkel (principal detractora del paso dado por el BCE).

"Ningún banco central del mundo podrá reemplazar a la política, los líderes políticos tienen que estar a la altura de sus responsabilidades", dijo Merkel en Florencia, al término de un simbólico encuentro bilateral con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, uno de los líderes que más ha abogado por que el BCE diera un paso adelante. "No tengo la impresión de que la decisión del Banco Central Europeo pueda llevar a que Italia diga 'ya no tenemos que seguir haciendo reformas'. Pero yo diría que eso se debe aplicar a todos, y nosotros vamos a observar esto en las próximas semanas y meses", advirtió Merkel.

Alemania teme que el bombeo de un billón de euros en la zona euro, unido al impulso que supone la depreciación de la moneda única y el abaratamiento del petróleo, lleve a las economías más enfermas del sur a aflojar en el ajuste fiscal y en la reforma laboral. En particular, se teme (y no solo Alemania) que las medidas del BCE sean interpretadas en Grecia como el fin de los recortes, alentando el voto a favor de Siryza mañana.

Para disipar este tipo de reticencias, Renzi se comprometió a "meter el turbo" en las reformas pendientes aprovechando el viento a favor del BCE, la flexibilización del rigor fiscal en Bruselas, el Plan Juncker de inversiones y la depreciación del euro. "Estos cuatro factores son muy importantes para Italia", pero, según Renzi, "eso no significa que podamos levantar el pie sobre nuestras reformas. Yo quiero meter el turbo", remató en presencia de Merkel.

Algo parecido dijo el presidente de Francia, François Hollande, en Davos. "Sería muy simple decir que en vista de que el BCE pondrá liquidez a disposición y favorecerá el crecimiento, que entonces ya no tenemos nada que hacer", dijo Hollande. "Esto no debe impedirnos hacer nuestras reformas", añadió. El mismo mensaje trasladó en Lisboa el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, al subrayar que debe continuar la "agenda de reformas estructurales" que incluye cambios en el mercado de trabajo, como el abaratamiento del despido, y una mayor liberalización del mercado.

EL EURO, A 1,11 DÓLARES Todos estos avisos no lograron acabar con la fiesta en los mercados financieros para celebrar el anuncio de que el BCE va a dar a la máquina de imprimir dinero para inyectar más de 60.000 millones al mes hasta septiembre del 2016 en los estados miembros mediante la compra de deuda pública y privada.

El euro cayó hasta los 1,1198 dólares. La bolsa española, cerró su mejor semana desde septiembre del 2012 y las europeas, en general, la mejor desde el 2011. La prima de riesgo española, llego a bajar hasta los 88 puntos antes de rebotar de nuevo hasta los 100.