El bodeguero zaragozano Fernando Mora (Zaragoza, 1982) ha hecho historia en el mundo del vino español. La semana pasada fue nombrado Master of Wine (MW) por el instituto del mismo nombre radicado en Londres, lo que le convierte en el segundo español que tiene este prestigioso título. Se trata de una acreditación de gran relevancia, puesto que menos del 10% de los candidatos aceptados a este programa de estudios superan el examen y llegan a convertirse en maestros del vino.

Mora ha logrado este reconocimiento en pleno lanzamiento de la nueva bodega Cuevas de Arom, ubicada en Ainzón y perteneciente a la Denominación de Origen Campo de Borja. De hecho, el proyecto fue presentado en sociedad hace solo dos semanas. Y es precisamente la garnacha, la variedad más característica de esta demarcación, por la que siente más devoción. «Mis compañeros de estudio me llamaban Garnacha Man», dice bromeando.

Con la consecución de este título, se propone actuar como «embajador» de los vinos españoles y, particularmente, los de Aragón y del Campo de Borja. «Quiere que se conozcan bien nuestras garnchas», recalca.

El logro es mayor si cabe teniendo en cuenta que pertenece al 2% de los aspirantes a Master of Wine que ha aprobado todo a la primera. «Es algo de lo que me siento muy orgulloso», reconoce. En todo el mundo apenas hay actualmente 369 profesionales (repartidos) que disponen de este prestigioso título. De ellos, dos son españoles: Pedro Ballesteros, que lo consiguió hace unos años, y el propio Fernando Nora. Otros dos residen en España, el recién titulado Andreas Kubach, alemán, y el escocés Norrel Robertson, afincado en Calatayud. De esta forma, dos de los cuatro MW españoles residen en Aragón.

El recorrido de Mora hasta convertirse en gurú de los caldos ha sido largo. Esta ingeniero de formación trabajaba en el mundo de las energías renovables hasta que en el 2008 visitó una bodega. «Fue un verdadero flechazo», rememora. Quedó tan fascinado que empezó a fabricar vino de forma casera en la bañera de su casa. Latidos de Vino fue su primer proyecto serio y en el 2013, junto a varios socios más, puso en marcha la Bodega Frontonio (IGP Valdejalón), en Épila. Esta existosa iniciativa está centrada en la elaboración de vinos de alta gama con viejas garnachas, un modelo que ahora trata de replicar con Cuevas de Arom.