No es lo que esperaban los que ya tenían redactado el análisis del primer mes de cotizaciones del 2015. Lo daban por bien aprovechado y esperanzador, como si discurriera por el cauce reglamentario, hasta que aparecieron un hecho y un dato imprevistos. El primero lo aportó el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, un catedrático de Economía sólido en todos los sentidos, que advirtió al presidente del eurogrupo, Jeroen Dijssembloen, que no reconocía la autoridad de la troika. Grecia, otra vez, sembrando inquietud a la comunidad financiera.

El segundo factor que puso más incertidumbre en los mercados abiertos fue un dato esperado, pero no en la cifra: la economía del país líder mundial creció el último trimestre del 2014 un 2,6%. Sería un buen dato, pero no superó ni el del trimestre anterior ni, lo que es peor, el 3% que esperaban los mercados. El fiasco quedó más evidente cuando se supo que los reputados índices de mejora de las manufacturas y de optimismo del consumidor no cambiaron la tendencia de Wall Street. Suficiente para confirmar que la última semana de enero ha puesto el contraste rojo en una trayectoria alcista desde los inicios del año.

En el saldo mensual, todas las bolsas europeas han experimentado alzas entre el 7% y el 10%. El Ibex español ha sido el más modesto y solo ha avanzado el 1,2% en lo que va de año. Ayer perdió un 0,99% y recaló en los 10.403 puntos. Por contra, el Dow Jones se encaminaba al cierre de enero en caídas superiores al 3% respecto a diciembre.