En un mundo ficticio de héroes y villanos, Goku como Súper Saiyajin le espeta a Freezer: "Soy la esperanza del universo. Soy la respuesta a todas las cosas vivientes que ruegan por la paz. Soy protector de inocentes. Soy luz en la oscuridad. Soy verdad. ¡Aliado de lo bueno! ¡Tu peor pesadilla!" (Bola de Dragón, Akira Toriyama). ¿Les parece que esta épica es excesiva? Creo que se queda corta. Creo que la realidad supera a la ficción. En un mundo real de corrupción y despilfarro, trampas y artimañas, de burbujas inmobiliarias y de activos tóxicos, surgen nuevos héroes.

Los emprendedores y el tercer sector (y el cuarto) son la punta de lanza de una nueva forma de hacer economía. Focalizar los esfuerzos de científicos, empresas y universidades hacia la investigación real dirigida hacia la lucha contra el cáncer, el alzhéimer o el párkinson (eliminar las grietas en los talones para que los pies luzcan bellos en verano puede esperar, en mi opinión) generará nuevos empleos. Solo los líderes que entiendan el fracaso como un modo de aprendizaje optan a conseguir al éxito. Tsunade, una de los legendarios Sannin, afirma que "los malos recuerdos se quedan por siempre, nos hacen más fuertes... Así crecemos como personas" (Naruto, Masashi Kishmoto).

Invertir en energía eficiente y ecológica, en rehabilitación y en accesibilidad generará valor añadido y no se desperdiciarán esfuerzos en una especulación que al ser practicada por todos se convierte en un juego de suma cero y en donde la información asimétrica (poderosos/débiles) genera vencedores y derrotados. Desarrollar plataformas colaborativas incorporará valiosísimas personas con discapacidad a un mercado laboral más productivo y conciliador. La esperanza es lo único que no podemos abandonar. "Si pierdes tus dados, el juego termina incluso antes de que puedas comenzar" (One Piece, Eiichiro Oda).