El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, instó ayer en Madrid a los bancos de la zona euro a seguir reduciendo sus oficinas y plantillas. «Hay un amplio margen para ello», argumentó, ya que la eficiencia del sector (relación de gastos e ingresos) no ha mejorado desde el 2010 y es peor que la de sus competidores. La banca española no es la más rezagada: ha recortado 84.018 empleos (un 30,1%, hasta los 194.283) y 17.311 sucursales (el 37,5% hasta 28.807) desde los máximos del 2008, pero el Banco de España lleva unos dos años urgiéndole a seguir con los ajustes, además de a plantearse fusiones.

En unas jornadas del supervisor español, Draghi le puso al sector financiero europeo estos deberes como vía para recuperar su rentabilidad sobre capital, que ha caído del 20% en el 2006 al 5%. En gran medida se debe a la bajada de tipos impulsada por el BCE para reactivar la economía, pero ante las críticas habituales de los bancos por el bajo precio del dinero, el banquero central les recordó que el impacto general sobre la rentabilidad bancaria del conjunto de medidas extraordinarias del organismo «ha sido positivo».

Así, y como viene haciendo desde hace meses ante las críticas de países como Alemania, defendió la política monetaria ultralaxa del BCE y sostuvo que «no hay razón» para comenzar a retirarla. Estas medidas, ha admitido, pueden tener efectos secundarios perniciosos, pero de momento estos pemanecen «contenidos».

NO HAY BURBUJAS / En este sentido, Draghi negó que se estén produciendo «burbujas» de crédito y del valor de los activos inmobiliarios de forma generalizada en la eurozona. Con todo, admitió que hay algunas «áreas localizadas» que requieren una vigilancia estrecha y continúa. «Estamos supervisando estrechamente a los países con un desarrollo más robusto del mercado inmobiliario», añadió el presidente del BCE.

El presidente del organismo supervisor también explicó que vigila de cerca a inversores institucionales como aseguradoras y fondos de pensiones e inversión que en los últimos años están invirtiendo en activos de calificación crediticia más baja, y por tanto de más riesgo, a los que ha instado a basarse menos en prometer a sus clientes una rentabilidad fija.

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, incidió en las medidas adoptadas por los supervisores y aseguró que la UE está analizando diversos mecanismos preventivos para salvaguardar la estabilidad financiera en caso de nuevas turbulencias como las que sacudieron el sistema en los últimos años. Según Linde, «es posible que se determine que los instrumentos macroprudenciales actuales son insuficientes o están incompletos».