Mientras el nivel de la deuda pública española registra un máximo histórico (al borde del 100% del PIB), los tipos de interés de los bonos y las letras cotizan a su nivel más bajo desde al menos 1789 (el año de la Revolución Francesa). También en la economía sucede que cuando los hechos exceden del sentido común producen vértigo.

"Cuando en los mercados financieros hay un movimiento extraño y la gente empieza a buscar razonamientos, es muy preocupante", afirma con inquietud Ignacio de la Torre, socio de la firma de inversión Arcano. "No es lógico que España tenga tipos de interés por debajo de Estados Unidos. El bono a 10 años tiene ahora los tipos más bajos desde el siglo XVIII. En España, desde 1789; en Francia, desde 1746. También es el caso de Alemania", añade.

Las letras a tres meses del Tesoro español han registrado esta semana tipos negativos en el mercado secundario, y eso significa que los inversores están dispuestos a pagar por depositar su dinero en deuda pública española, en lugar de cobrar por ello. El bono español a 10 años, por su parte, ha bajado del 2,1%.

Y esto no solo sucede en España, cuya economía era el gran problema de Europa hace solo dos años. El bono alemán cotiza por debajo del 1%; el irlandés, por debajo del 2%; y la deuda portuguesa, ajena al rescate del banco Espirito Santo, sigue bajando, hasta el entorno del 3,22%. Solo Grecia y Chipre se financian a cinco años por encima del 2%. Y el índice Eonia --el tipo de interés al que se prestan dinero entre sí las entidades a un día-- cerró ayer en negativo por primera vez en toda su historia, lo que significa que hay bancos dispuestos a pagar por prestar dinero a otras entidades.

El socio de Arcano no duda en afirmar que este panorama conforma "la mayor burbuja de la historia", si bien ve factible la posibilidad de una voladura controlada, sin grandes perjuicios sobre la economía real, si la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) es capaz de manejar con tino la esperada subida de sus tipos de interés.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO? Ante tales fenómenos casi paranormales, la pregunta que surge es obvia: ¿Qué está pasando? En esencia, los expertos consultados coinciden en vincular esta situación de la deuda pública europea con la lluvia de liquidez y los bajos tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). En ello coinciden Ignacio de la Torre (Arcano), Javier Ruiz (director de inversiones de Metagestión y CFA Institute) y Francisco Vidal (Jefe del Departamento de Análisis de Intermoney).

El BCE situó en junio el precio oficial del dinero en el 0,15% y su presidente Mario Draghi insiste en que los tipos se mantendrán bajos (quien sabe si aún más) durante el tiempo que sea necesario para devolver la baja tasa inflación al entorno del 2%. Además, el BCE ha adoptado un tipo de interés negativo (del -0,10%) para los depósitos que realizan en la institución las entidades financieras. Por último, la autoridad monetaria tiene previsto inyectar entre 400.000 y un billón de euros en cuatro años, a partir del próximo 18 de septiembre, después de haber inyectado otro tanto en los últimos años

Con tipos tan bajos y tal lluvia de liquidez, los inversores buscan la mayor rentabilidad que ofrece la deuda pública de los países periféricos de Europa, ahora que el riesgo de ruptura de la zona euro se ha despejado. Y si hay que afrontar una ligera rentabilidad negativa, siempre será menos gravosa que el -0,10% del BCE.

En el Ministerio de Economía se encuadra el fenómeno de los bajos tipos de la deuda española en "el contexto europeo". Las reformas adoptadas en la UE para prevenir futuras crisis del sector financiero constituyen una garantía de que estas no acabarán contaminando la deuda pública y eso supone un aliciente para el mercado de deuda pública. Según Economía, a todo ello se añade la creciente confianza de los inversores en España tras las reformas adoptadas. El departamento que dirige el ministro Luis de Guindos descarta la existencia de una burbuja en el mercado de deuda y subraya los beneficios que obtendrán los contribuyentes gracias al ahorro en pago de intereses.