La mejora de la demanda interna de hogares y familias está superando las previsiones de los analistas y les está obligando a revisar al alza sus estimaciones de crecimiento de la economía española. Ayer le tocó el turno al Banco de España, que augura ahora una expansión del PIB del 1,3% este año y del 2% el próximo (una y tres décimas superiores a las que había estimado en marzo).

Hace dos semanas fue el Fondo Monetario Internacional (FMI) el que hizo lo propio, aunque las dejó por debajo de las del banco central: en el 1,2% y el 1,6%, respectivamente. La institución gobernada por Luis María Linde es también más optimista que la media de los analistas privados (1,2% y 1,9%) y el propio Gobierno (1,2% y 1,8%, si bien la de este es de abril). La Comisión Europea augura un 1,1% este año y un 2,1% el siguiente.

El Banco de España ha elevado su previsión debido a que la mejora de la actividad y el empleo está siendo más pronunciada de lo que esperaba en marzo. Adelantó, así, que la economía creció el 0,5% en el segundo trimestre, frente al 0,4% del primero, con lo que tras cuatro trimestres de expansión el crecimiento interanual habría alcanzado el 1,1% (0,5% entre enero y marzo).

La demanda interna, según sus nuevos cálculos, va a tener mayor peso en la recuperación de lo esperado gracias a la mejora "gradual" de la confianza, la "buena evolución" del empleo, el "alivio" de las condiciones de financiación de la economía y el impacto positivo de la reforma fiscal que ultima el Gobierno. El sector exterior seguirá teniendo una aportación positiva al crecimiento pero será menor de lo previsto inicialmente, debido a la debilidad de algunos de los mercados receptores de las exportaciones españolas.

El informe advierte de que el riesgo de que las previsiones no se alcancen es "moderadamente" mayor al de que se superen. Entre las amenazas cita la posibilidad de que la evolución del sector exterior sea peor de la esperada por el "frágil" crecimiento de la Unión Europea y los países emergentes, así como que sea necesario un ajuste presupuestario mayor en el 2015 para cumplir el objetivo de déficit.

También alerta de "cierta vulnerabilidad" del país ante posibles eventos inesperados externos o internos que vuelvan a encarecer su financiación. Por contra, señala que las medidas extraordinarias de liquidez aprobadas por el Banco Central Europeo y el examen que el propio BCE está realizando a la banca del continente podría tener un impacto mejor del esperado. Lo mismo podría suceder con las reformas aprobadas en el mercado laboral.

CRÉDITO CARO El Banco de España destaca también que los tipos de interés del crédito bancario mostraron "ligeras reducciones" en el segundo trimestre, pero continúan siendo "demasiado elevados para el tono expansivo de la política monetaria" del BCE. El organismo prevé una "cierta" disminución del coste de la financiación a las familias y empresas a lo largo del 2015.

El informe también apunta que los planes de reestructuración de los bancos nacionalizados Bankia, Catalunya Caixa, NovaGalicia Banco y Banco de Valencia provocaron una caída del 0,4% en el crédito total de la banca a las empresas entre septiembre del 2012 --cuando fueron aprobados-- y marzo del 2014. Pese a ello, defiende que este efecto puede estar "exagerado", ya que "no tiene en cuenta la influencia global positiva" de la reestructuración del sistema financiero español sobre la "confianza de los inversores".