La cancillera alemana, Angela Merkel, considera que el valor del euro es en estos momentos demasiado bajo para Alemania, pero aclaró que Berlín no tiene poder para dar solución a ese «problema», porque la política monetaria es establecida por el Banco Central Europeo (BCE), que es un organismo independiente.

Merkel realizó estas declaraciones durante la celebración de la Conferencia de Seguridad de Múnich en la que también participa el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. Sus declaraciones parecen estar dirigidas a contestar las recientes críticas de diferentes consejeros económicos del presidente norteamericano, Donald Trump, que han acusado a Alemania de aprovecharse del «exageradamente devaluado» euro, lo que eleva la competitividad de las exportaciones europeas y, en particular, de las alemanas. «Tenemos en estos momentos en la zona euro, por supuesto, un problema con el valor del euro» comentó Merkel en este foro.

DESFAVORECIDA

«El Banco Central Europeo tiene una política monetaria que no favorece a Alemania, más bien es adecuado para países como Portugal, Eslovenia o Eslovaquia», proclamó la cancillera. «Si aún tuviéramos el marco como moneda este tendría, sin duda, un valor diferente que el que tiene el euro en estos momentos. Pero eso depende de una política monetaria independiente sobre la cual no tengo influencia como cancillera alemana», puso de manifiesto la cancillera Merkel en presencia del vicepresidente estadounidense.

El euro ha sufrido descensos de cerca del 25% contra el dólar durante los pasados tres años, y alcanzó el mínimo de los últimos 14 años en 1,034 euros por dólar, aunque ha elevado su valor hasta los 1,061 durante los últimos días. A finales de enero, Peter Navarro, responsable de Consejo nacional de Comercio, dijo que la baja valoración del euro le daba a Alemania ventaja sobre Estados Unidos y sus socios de la Unión Europea (UE). Sus comentarios se producen semanas después de que el propio Trump comentara que la fortaleza del dólar frente al yuan chino «nos está matando», e incrementó la preocupación de que su administración podría adoptar una actitud más proteccionista en el comercio mundial.

Ayer sábado, la cancillera destacó que no quiere entrar en las causas del superávit comercial alemán, e hizo notar que eso siempre será una discusión recurrente con las autoridades estadounidenses. Pero señaló que ambos países estaban orgullosos de sus productos y que Washington no tiene razón para ser infeliz con respecto a las importaciones alemanas.