El packaging o embalaje es la técnica de incluir y proteger un producto en un determinado envase para su almacenaje y venta. En los últimos años, con el aumento de la afición por las manualidades, los regalos hechos a mano y la corriente Házlo tú mismo (Do it yourself), este arte ha adquirido casi más protagonismo que la sorpresa interior que esconde. Aprovechando este auge, tras 25 años ligado al sector, con un poco de valentía, mucha imaginación y "todos" sus ahorros, Óscar Artigas puso en marcha en el 2012 Artboxes, una empresa dedicada a diseñar y fabricar casi cualquier cosa en cartón, según la demanda, y cuyo valor añadido es la personalización de sus productos, diferenciándose de la competencia.

Artigas pronto identificó un nicho de mercado. "Vimos que nadie ofrecía packaging a la medida y a gusto del cliente en pequeñas cantidades. Muchos clientes que son autónomos no pueden permitirse asumir grandes tiradas, ya sea por coste o por el simple hecho de no tener espacio para almacenarlo", argumenta. También ofrecen gestión gráfica y en el último año han abierto una línea de objetos de decoración. "Mi mesa de trabajo es de cartón", revela Artigas.

El fundador se sirvió de muchos de sus contactos previos en el sector para poner en marcha el negocio, pero en Artboxes han hecho de las redes sociales su mejor aliado con el objetivo de darse a conocer y conquistar clientes. "Por cada hora que inviertes en ellas, la empresa tiene un beneficio a corto plazo", reconoce Gabriela Pereira, que forma parte del equipo junto con Artigas y Pilar Buesa. Entre los compradores de sus productos se encuentran fotógrafos, artesanos de todo tipo, planificadores de bodas, agencias de publicidad o empresas como Inditex o Puerto Venecia.

La empresa, ubicada en La Puebla de Alfindén, dispone de dos grandes troqueladoras (una digital, con corte por ordenador, y otra mecánica) y máquinas encoladoras, así como impresoras mediante flexografía y serigrafía, además de la maquinaria adecuada para realizar objetos de ecodiseño, stands para ferias, modelos únicos de packaging, photocalls troquelados e impresos para eventos y bodas, decoración y mobiliario.

Sus principales materias primas son el cartón ondulado y el de nido de abeja, pero también emplean cartulina o plásticos tipo pvc, "por ejemplo para hacer ventanas en las cajas y que se vea el contenido", explica Artigas. Todo para satisfacer las necesidades del cliente. Disfrutan con el tratamiento del material, con la transformación que sufre la plancha de cartón hasta que se convierte en una caja personalizada, una letra o una lámpara. "Nos motiva darle la vuelta a las cosas hasta dar con lo que nos piden. Cada encargo es distinto", destacan. Pero lo que más les gusta de su día a día es trabajar con gente que está empezando, como ellos. "El vínculo que se crea con los clientes es lo mejor. La parte humana es la más bonita", asegura Pereira.

Los tres miran al futuro con mucho optimismo y se plantean varios objetivos a medio plazo, como introducirse en el mundo del escaparatismo para seguir profundizando en la línea de decoración, intentar reciclar ellos mismos el cartón que desechan y, por qué no, la exportación. Para ello, contempla contratar dos o tres personas para las áreas de diseño y producción. Eso sí, descartan la fabricación industrial en serie: "De nuestra carencia hacemos nuestra virtud".