La diseñadora zaragozana Cristina Bosque ya apuntaba maneras desde bien pequeña. Aprovechaba los trabajos de plástica para crear sus primeras colecciones de moda, aprendió de forma autodidacta a coser con una máquina manual de pedal e incluso se atrevió a hacerle un vestido a la Nancy con la corbata del traje de bodas de su padre. Hoy, esta aragonesa tiene su propia marca de ropa bajo el nombre de Cris B, cuyas prendas pueden encontrarse en un pequeño local de la calle San Félix de la capital aragonesa desde hace poco más de un año y en su tienda on line desde el pasado mes de junio. ¿La peculiaridad? Tanto la ropa como los complementos están realizados con materiales ecológicos certificados por el estándar Gots. Este obliga a que los productos textiles contengan un mínimo del 70% de fibra orgánica. Además, todos los insumos químicos, como colorantes y auxiliares, deben cumplir claros requisitos ambientales y toxicológicos.

Cristina Bosque, con formación en Diseño Gráfico, empezó en el mundo de la moda creando bolsos allá por el 2012. «Al principio, como me fue imposible encontrar tejidos ecológicos, usaba telas de finales de stock», explica. En un taller ubicado en un piso, esta aragonesa comenzó haciendo prendas por encargo y se daba a conocer participando en diferentes mercadillos que organizaba la red de economía creativa Made in Zaragoza.

Hacia la economía circular

Aunque ha ido cambiando de ubicación, pues su tienda también estuvo alojada durante un tiempo en el centro comercial Aragonia, Bosque siempre ha tenido claro el concepto ecológico y sostenible de su marca. «Hay marcas que dicen que son sostenibles porque producen en España, pero no es solo eso. El mundo de la moda es lineal y ahora la economía está centrada en ser circular, lo que se conoce como economía colaborativa», señala. Por ello, además de que las prendas de Cris B están íntegramente creadas en Aragón, también están elaboradas a partir de algodón no transgénico y tratado con tintes naturales y para su embalaje se utiliza cartón reciclado. «Al no ser transgénica la semilla del tejido, no se usan tantos pesticidas y, por consiguiente, se utiliza menos agua. Toda esa agua que se usa cuando se riega y se hila y que luego se tira a los ríos está limpia», argumenta la diseñadora. Así, para Bosque es importante «fomentar el consumo responsable» a través de su ropa a unos «precios muy ajustados».

En cuanto al diseño, las prendas de esta zaragozana se basan en unos estampados muy personales, «prendas versátiles, sin pinzas para ajustar y líneas sencillas».