La morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas se redujo el pasado mes de marzo hasta el 6,8%, frente al 7,84% registrado en febrero, con lo que se sitúa en mínimos desde junio del 2011. La tasa de morosidad se mantiene por debajo del cierre del 2017. En total, los créditos dudosos descendieron hasta los 83.293 millones de euros en el tercer mes del 2018, desde los 96.023 millones de euros correspondientes a febrero, lo que supone su nivel más bajo desde marzo del año 2009.

Esta cifra incluye el cambio metodológico en la clasificación de los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), que desde enero de 2014 han dejado de ser considerados dentro de la categoría de entidades de crédito. Sin incluir los cambios metodológicos, la ratio de morosidad se situaría igualmente en el 7,8%, puesto que el saldo de crédito fue de 1,224 billones de euros en marzo al excluirse el crédito de los EFC.

En cualquier caso, la tasa de morosidad se situó 7,8 puntos porcentuales por debajo del máximo histórico marcado en diciembre de 2013, cuando se colocó en el 13,6%. El crédito total del sector descendió un 0,37% en marzo en relación con febrero, hasta los 1,224 billones de euros, mientras que en términos interanuales cayó un 3,3%. En el mes de marzo, las entidades financieras redujeron hasta 52.736 millones de euros las provisiones, lo que supone una rebaja de 9.675 millones respecto al mes anterior. Un año antes, este 'colchón' se situaba en 65.998 millones de euros.

Mejora de las condiciones económicas

La caída de la morosidad, apoyada en la mejora de las condiciones económicas, pero también en la reducción de las carteras de créditos dudoso de los bancos, presionados por las entidades reguladoras, pone de manifiesto que la mejora en este indicador se produce también en un contexto en el que el crédito vivo no está creciendo, hecho que supone una mayor dificultad para conseguir esa reducción.

De continuar la tendencia, se podría llegar a cerrar el primer semestre de este año con tasas cercanas al 7,4%, lo que supondría sin lugar a dudas "un síntoma ya inequívoco de la recuperación en los balances de las principales entidades de crédito en España", destacan fuentes del sector.

Cabe pensar que en el contexto actual de mejora económica, mayor demanda para el consumo y menor desempleo pueden animar a los bancos a relajar las condiciones de concesión de crédito, lo cual podría hacer aumentar el saldo de crédito vivo y provocar que la rebaja en la tasa de morosidad se acelere. Pero, de momento, los criterios de concesión se mantienen bastante herméticos, con lo que no es previsible que se produzcan incrementos significativos del crédito.