Resulta que la formación de los trabajadores en este país ha hecho aguas por muchas partes y ahí está el caso de Andalucía como ejemplo más elocuente. El modelo debe perfeccionarse y más en estos tiempos críticos para la economía. Pero quizá no es lo más acertado que el negocio se haga solo entre unos pocos y para unos pocos. El modelo de CEOE Zaragoza plantea una formación para escogidos y deja totalmente al margen la formación para desempleados, algo vital en la actual estructura de país. Porque, ¿cuánto costarán los cursos que se presentaron ayer? ¿Serán sostenibles para cualquier empresa? ¿O solo podrán acceder unos pocos? ¿Podrán pagarlos los trabajadores desempleados que solo cobran el paro, o ni eso? Se corre el riesgo de caer en lo mismo de lo que hablaba Monserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación, sobre la universidad, que como el sistema dice que no es sostenible habrá que cambiar la financiación... Y ya se sabe quién tendrá que pagar. La formación empresarial debe ser algo más que un negocio y no puede pivotar solo entre unos campus elitistas.