El empleo digital y el realizado por robots cambiarán las relaciones laborales y también la condición de los trabajadores. La extensión del trabajo a distancia, mediante dispositivos digitales, sin horarios, sin jefes directos o con varios empleadores (algunas de estas variantes ya están instaladas en la sociedad), supondrán un cambio de modelo en el mercado laboral en el que quedarán obsoletas las reformas laborales realizadas en España y otros países europeos impuestas por la directrices anticrisis de la Comisión Europea.

¿Cómo es la negociación colectiva en una empresa con una gran diversidad de modelos de trabajadores (fijos, a distancia, presenciales, temporales, por obra...) y con un peso de la tecnología superior al de las personas? ¿Qué tipo de protección social se necesita? ¿Hasta qué punto se perderán puestos de trabajo? ¿Qué actividades se transformarán y cuáles desaparecerán? ¿Qué tipo de relaciones laborales tendrá los empleados que trabajan para las nuevas plataformas digitales? ¿Y los de la llamada economía colaborativa? ¿Cómo se pagarán las cuotas sociales? ¿Cómo se financia la protección social en el nuevo empleo digital?

Estas y otras preguntas se han están abriendo paso entre los expertos en el mundo del trabajo de toda Europa, que ya han puesto sobre la mesa propuestas como que los robots paguen cuotas a la Seguridad Social (defendida, entre otros por Josep Maria Álvarez, secretario general de UGT).

Los expertos reunidos por Funcas para reflexionar sobre qué ha funcionado y qué no de las reformas laborales que entre el 2010 y el 2014 se extendieron por diversos países de la Unión Europea, llegaron ayer a una conclusión casi unánime: las reformas laborales se plantearon para llevar a cabo una devaluación salarial. Además, reorientaron el debate hacia otros derroteros en vista de que la revolución tecnológica vuelve arcáica una reforma heredera del mercado laboral del siglo XX. La fundación de las Cajas de Ahorro, Funcas, reunió ayer a varios expertos europeos para debatir sobre estas cuestiones y en ese foro, Marie-Claire Carrère-Gée, presidenta del Consejo de Orientación para el Empleo de Francia, advirtió del peligro que corren las prestaciones sociales si los Estados no recaudan más, especialmente, entre las firmas tecnológicas como los gigantes de Internet y las plataformas tipo Uber. En este sentido, Carrère-Gée apuntó la posibilidad de crear un impuesto sobre transacciones digitales.

FAMILIAS MÁS POBRES / Iain Begg, profesor de la London School of Economics, destacó que la rebaja de costes de las dos reforma laborales en España (2010 y 2012) han traído riesgos. Entre otros, la devaluación del Estado del Bienestar y un empobrecimiento de las familias, lo que ha repercutido en la recuperación social. «Si recortas mucho los sueldos, como en Grecia, eliminas la demanda interna», señaló Begg.

Otra de las consecuencias más indeseadas de las reformas ha sido el aumento de la temporalidad, aunque algunos expertos prefieren hablar de precariedad.