La economía mundial no crece lo suficiente por lo que la salida de la crisis está siendo lenta y repercute negativamente en el empleo en todo el mundo. Esta es la foto que ha realizado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de todos los países y que le lleva a concluir que este año 2017 no será mejor que el pasado porque crecerá el paro (3,4 millones de personas pasarán al desempleo) así como el empleo de baja calidad (en sueldos y condiciones laborales).

«Persiste una elevada incertidumbre en la economía mundial», dice el informe anual de tendencias del empleo en el mundo que elabora la OIT. El 2016 fue el peor de los últimos seis para el crecimiento de la economía (3,1%) y las previsiones para el 2017 están siendo constantemente revisadas por los organismos internacionales, aunque se espera una ligera mejoría (3,4%). Si se traslada esta situación al mercado laboral la consecuencia es una escasa creación de puestos de trabajo y un aumento de la precarización del existente.

Ante el año que acaba de comenzar este organismo internacional no se muestra muy optimista por el parón económico en los países emergentes, especialmente de Brasil. Así, la tasa de desempleo subirá una décima, hasta el 5,8%, y superará los 201 millones de personas. Para el 2018 esta tendencia negativa se mantendrá porque el ritmo de crecimiento de la mano de obra será superior a la creación de empleo. Es decir, habrá más trabajadores que puestos de trabajo.

El origen de la situación se encuentra en el pinchazo de los países emergentes respecto de sus expectativas de crecimiento al comienzo de la crisis. Brasil, Rusia, China, India y otros países de América Latina no se han comportado como previeron los organismos internacionales, y si no hacen de motor de la economía mundial, el mercado de trabajo global acusará el frenazo. La OIT calcula que entre los años 2016 y 2017 subirá la tasa de desempleo en esos países, mientras que bajará en los países desarrollados.

Aunque para Europa la OIT prevé una reducción del paro, llama la atención sobre un elemento preocupante: la consolidación del paro de larga duración en un grupo cada vez más numeroso. En la UE (28 países), el 47,8% de sus desempleados estaba en paro desde hace un año o más, mientras que hace cuatro años este porcentaje era del 44,5%. Además, en el segundo trimestre del 2016, más de dos tercios de este grupo (unos 6 millones de personas) estaban en desempleo desde hacía más de dos años.

Trabajadores pobres

A ello hay unir la baja calidad del empleo creado que no permite a quien lo tiene salir de la pobreza. Este caso se da en todos los países castigados por la crisis y los recortes salariales, pero se vuelve crónico en países emergentes y en desarrollo. De hecho, casi la mitad de los trabajadores de los países emergentes tienen empleos vulnerables. En los países en desarrollo, cuatro de cada cinco trabajadores están en esta situación. La OIT destaca que la precariedad en el empleo afectará al 42% de los trabajadores este año, es decir, 1.400 millones de personas.

La OIT prevé que en los países en desarrollo la cantidad de trabajadores con ingresos inferiores a 3,10 dólares diarios aumente en 3 millones cada año durante los dos próximos.